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Es una asociación-Sociocultural que nace para difundir y recopilar la Historia de Tarifa.Esta la hacemos entre todos. Nuestra dirección es: baluarte-tarifa@hotmail.com Estamos trabajando en una página oficial para Baluarte. De momento este es un blog vinculadO a ella y con artíiculos firmados personalmente.

viernes, 5 de noviembre de 2010

LA VIEJA GUARDIA MUNICIPAL de Tarifa

Por Francisco Javier Terán Reyes.
Acercamiento al tema
Muchos son los nombres vinculados a este cuerpo a lo largo del tiempo. Algunos los conoceréis por los Portadores de Vara[1], por Sayones o Alguaciles[2], Milicias ciudadanas o Guardia Municipal; otros en cambio los conocerán por los Serios o por el Guardia de la Porra. Pero no cabe duda que desde años atrás estos cuerpos siempre ha estado vinculado a la historia de Tarifa, a su vida y a su entorno, pues eran estos señores los portadores de velar por nuestra seguridad, al igual que conocedores de un sin fin de anécdotas acaecidas en la vida misma Tarifeña.
Ya existía Policía Municipal en Tarifa, como se recogía en ese primer Cabildo que celebró nuestra ciudad en el interior del castillo, en marzo de 1592. Pero no llegaré tan lejos, sino que me centraré en el siglo pasado, contando algunas anécdotas e historias que pongan en alza a este cuerpo municipal.

El origen de nuestra policía municipal
Bien podríamos decir que la palabra alguacil es el origen de esta policía municipal. Sin duda alguna que el alguacil fue un personaje con una gran presencia pública en las zonas urbanas, desde hace muchos años hasta épocas todavía recientes, en que el desarrollo tecnológico ha mermado considerablemente su importancia hasta incluso hacerlos desaparecer, a pesar de que las funciones que tradicionalmente desempeñaban siguen vigentes siendo, en algunos casos, atendidas por otros profesionales.
Era el encargado de prestar servicio en las calles, de llevar a cabo las rondas por la ciudad, de obedecer y hacer cumplir los bandos y ordenanzas que aprobara el Concejo de la ciudad.

En el caso de los alguaciles hay que distinguir a los que dentro de la organización judicial se encargaban de ejecutar las órdenes de jueces y secretarios, de los que dependiendo de la administración local se ocupaban de diversas tareas a las órdenes de los alcaldes.
Alguaciles[3] en cuyas obligaciones debían "proteger las personas y propiedades en todo lance y acontecimiento" y "evitar, acudiendo oportunamente, los desórdenes, riñas y alborotos de todo género sea en calles y plazas, sea en las tabernas y demás puestos". Además estaban obligados a "vigilar que todos se comporten con la moderación propia de un pueblo culto, sin causar con las maneras y voces, molestias e incomodidades a los habitantes".
Antes de poseer el revolver y sable que portaban la policía municipal, estos alguaciles se ayudaban de una vara de mimbre que funcionaba de un auxiliar valioso para conseguir estos objetivos.
También tenían que "evitar que los niños menores de 15 años anden vagando por las calles y plazas después de toque de oraciones, así como el que durante el día, estos niños, se entretengan en juegos de chapas y naipes, ni de pelota en los puntos que se hallen prohibidos; el que arrojen piedras griten y pidan en los bautizos", asimismo tenían que "recoger y poner en las respectivas escuelas a los niños y niñas que anden vagando por las calles en horas de clase".
Sus obligaciones también incluían desde pasar los avisos de convocatoria "a ayuntamiento sea general o particular, asistir, a la antesala durante su celebración y hallarse prontos para todo lo que pueda ocurrir", hasta comunicar las citaciones a juicios, hacer que los barrenderos tengan constantemente limpios los lugares públicos así como evitar la postulación en calles y puertas de templos y casas.
Se le prohibía ausentarse del pueblo sin el permiso del alcalde así como entrar "en las tabernas, cafés y botillerías no siendo en el servicio de sus deberes".
Su retribución como casi en toda la administración local era menor que la otros profesionales de cualificación parecida y su declive se acentuó desde principios de siglo pasado con la puesta en marcha de la guardia municipal.
En el siglo pasado, aparecen muchos más datos sobre los municipales. Y aparecen haciendo referencia de su presencia en todas las páginas que configuran nuestra historia local. Para mi, como digo, la verdadera historia de Tarifa, que le da sentido e identidad a nuestra ciudad.
Así pues, cuando la visita del rey Alfonso XIII a nuestra ciudad[4] el 6 de Marzo de 1909, junto con otros cuerpos[5], allí estaba presente la policía municipal. Y cuando estuvo de visita – igualmente- el general Vives[6], en el año 1925; y el General Primo de Rivera.
Precisamente que en ese mismo año en la Prensa antigua del periódico Unión de Tarifa[7], se recoge el siguiente dato: “La policía Municipal, se personó en el sitio conocido por Pedro Valiente, con el fin de hacer diligencias del hecho del aterrizaje, a causa del mal tiempo, del aeroplano Breguet num.30, que de Tetuán se dirigía a Sevilla. Dicho aparato venía ocupado por el piloto capitán Sr. Martín Brad y el observador capitán Sr. Estévez, ambos del aeródromo de Tablada”.
Nuestra Guardia Municipal podría estar vinculada a la Milicia Nacional
Será por el año 1836 cuando aparezcan datos de la llamada Milicia Nacional, que, si es verdad, que no era la Policía Municipal, si estaba bastante vinculada con el Ayuntamiento, como demuestra el acuerdo del Cabildo Municipal[8] de primeros de año de 1837, en el que textualmente se dice: “El Ayuntamiento acuerda se proceda a la formación de la Milicia Nacional, con conformidad y bajo las bases que establece el decreto de las Cortes de 28 de Noviembre de 1836”.

Por otro lado, 5 meses después, el 20 de Julio del citado año 37 se dice:
“Real Orden de 5 de Julio por la que su Majestad se sirve declarar que el mando de la Milicia Nacional en razón de ser una institución Permanente Civil, corresponde a las autoridades civiles locales, por consiguiente no puede ser mandada la Milicia, sino por los Alcaldes”.
Después, en Cabildo 8 de Noviembre de 1868, aparece el dato de aprobación de cuentas, con un importe de una compra de fusiles para la Milicia Ciudadana (No nacional, sino ciudadana) y por consiguiente se toma el acuerdo de que se libre un importe de 260 reales, con cargo al capítulo de Imprevistos.

Es así como poco a poco se va forjando una afinidad que acabará en la actual Policía Municipal.
Mas tarde, un tal año de 1869, aparecerá en nuestros Cabildos, el nombre de Fuerzas Ciudadanas de Voluntarios, que aunque no es que sea exactamente la policía municipal, si que tendrán cierta vinculación directa con el Ayuntamiento.

Un año después, el 12 de noviembre de 1870 se acuerda subir un real al sueldo de los guardias municipales. –Aquí aparece ya guardia municipal-. Y el 24 de marzo de 1871 se toma el siguiente acuerdo: “Considerándose la necesidad de dotar a los guardias municipales de un arma para el caso de serles preciso hacer frente en cualquier tumulto, ya que el sable, única arma que poseen, les coloca en situación desventajosa. Por lo tanto se acordó dotar a la mencionada fuerza, de un revolver reglamentario”.

Una Casilla para los Municipales
Y por fin será cuando en Tarifa el cuerpo de la guardia municipal, tenga una Casilla para obrar en consecuencia.

Es en Sesión[9] de 19 de Diciembre de 1874, cuando el alcalde D. José Martínez Gallardo, da cuenta de haber arrendado en la calzada, una accesoria para Casilla de los Municipales, mediante un alquiler de 23 reales al mes. Es el actual establecimiento que hoy en día es una cafetería llamada Retén, haciendo alusión a su antiguo origen.

Esta casilla se referirá donde estaba la tienda de Juan Villalta que fue antes que la que tenía este señor y que conocieron muchos Tarifeños unos metros más arriba, y donde estuvo hasta finales de los años 70. Esta Casilla que muchos recordarán, hacia las veces de oficina de objetos perdidos. Y resulta cuanto menos curioso, las cosas que los tarifeños nos dejábamos perdidas. Allí hubo depositado un montón de boinas, muletas, dentaduras postizas e incluso, algún que otro cerdo vivo.

Siempre presente en la historia tarifeña
A lo largo del tiempo, la Policía Municipal de Tarifa ha estado presente en todo lo ocurrido, en épocas buenas y menos buenas de nuestra ciudad, e incluso se decía que resultaban más directos y cercanos en el trato debido, ya que eran los encargados de velar por nuestra seguridad ciudadana entre otros deberes.

Por citar algunas cosas, donde la Policía Local ha estado presente, podríamos recordar un terremoto ocurrido en el año 1755 y otro en abril de 1773, asimismo en varias arriadas e inundaciones, como aquella famosa de aquel Martes 13 de enero de 1970 y esta última de un 24 de Diciembre de 2009. Pues allí estuvo también la Policía Municipal. También y por supuesto en todas las fiestas que la ciudad celebraba. Fiestas en Honor de San Mateo, de San Hiscio y de la Virgen de la Luz; todos ellos patrones de Tarifa.

Cuando la Reina Isabel II le regala un manto a la Virgen de la Luz[10], la crónica de aquella fecha dice: “Abría la marcha la guardia municipal[11]”.

Existen muchas anécdotas simpáticas antiguas y hay algunas que quisiera contar:
En cierta ocasión, la policía municipal de Tarifa, decomisa 16 Kilos de pan a un panadero, por expenderlo con falta de peso.
El panadero, como es natural, abrumado y un poco asustado por lo que se le venía encima, le dice al guardia:
- ¡Mire usted Sr. Guardia, ! que tengo 7 hijos.
- ¡Nada, nada,! queda decomisado,- dice el guardia
- No importa, la ley es la ley
- ¡Pero Sr. Guardia, si no es tan grave; total lo que le falta son 100 gramos en Kilo!

También repasando la prensa antigua y crónicas del siglo pasado, encuentro el dato que un tal 12 de Junio de 1875, el Ayuntamiento acuerda aumentar 5 pesetas el sueldo del Alguacil de Facinas para complementarlo hasta 1 peseta diaria, es decir, que tenía un sueldo de 5 duros al mes y a partir de entonces, el Alguacil de Facinas empezó a ganar 6 duros mensuales.

Historias de la vida misma
Por supuesto que hay muchas y divertidas anécdotas en torno a la policía municipal. Otra de ella es: Cuando en una corrida de toros[12], celebrada en Tarifa, en el balconcillo presidencial se armó tal reyerta que el alcalde de entonces estrelló una silla en la chistera del presidente de la corrida, y el jefe de la policía local, ayudando al alcalde comenzó igualmente a dar mamporros a diestro y siniestro, para al final, en vez de ir todos detenidos, terminar tomando copas tanto el presidente de la corrida, el alcalde y el jefe de la policía municipal.
Como por aquel entonces no existía en Tarifa, ni Protección Civil, ni Cruz Roja, ni Bomberos, la guardia municipal tenía que estar en todo Terremoto que hubiese, - como dije antes- en todo Incendio y sobre todo en cualquier Riada.
Precisamente, allí estuvieron, en una de estas riadas que asoló nuestra ciudad, el 6 de Marzo de 1917. Riada producida por haberse obstruido la boca del túnel con sedimentos de tierras y ramajes de la gran avenida del arroyo, y fue entonces cuando el agua entró como hace más de dos siglos, decía la prensa antigua de entonces, - comparándola con la del 9 de Enero de 1740- “En la Ciudad y se enseñoreó de toda la parte que hace cañada, anegando el Hospital de la Caridad y Asilo de ancianos, donde hubiera perecidos no pocos, si no fuera por el abnegado heroísmo de varios hombres que, con el agua a la cintura, en la oscuridad de la noche, se sobrepusieron a los ayes del dolor y angustia, afrontando las circunstancias y salvándolos de una muerte segura.¿Nada tan noble como el sacrificio por los demás!.
Y si uno se avillanan en busca de los falsos oropeles, otros alzasen en la excelsitud del deber cumplido”.
Y fue uno de estos héroes de la citada noticia, el subjefe de la Guardia Municipal, aquel entonces, don Juan Alba Campos, por cuya acción se le fue concedida la Cruz de la beneficencia.
En el Semanario “Unión de Tarifa”, de fecha 22 de agosto de 1925, se recogía así la noticia:
“El Domingo 16 a la una de la tarde, en el Salón de Sesiones de nuestra Casa Capitular, celebrose el acto de serle impuesta, por el alcalde accidental, don José Benza Pérez, la Cruz de primera clase de la Orden Civil de Beneficencia, costeada por suscripción popular, al subjefe de la Guardia Municipal, nuestro buen amigo d. Juan Alba Campos, la que le fue cedida el 26 del pasado mes de marzo de 1925 por su heroico comportamiento cuando la inundación del 6 de marzo de 1917, quien salvó de una muerte cierta a los ancianos asilados en el Hospital.
Al solemne acto asistieron además del alcalde Sr. Benza, el director del periódico d. Carlos Nuñez Manso; concejales, toda la Guardia Municipal con su Jefe al frente Sr. Beltrán y numerosísimo publico.
Por tal motivo se le hizo entrega al Sr. Alba de la citada Cruz, como igualmente de un artístico pergamino recordando el heroico hecho.”
Fue entonces, cuando a partir de ese hecho y de esa misma fecha, la guardia municipal – a los que dicho sea de paso, le llamaban “Los Serios”,- luce un nuevo y vistoso uniforme.
Esto hace que en la misma prensa y firmado por “Calaínos”, aparecieran estos versos:
LOS SERIOS PROGRESAN A PASO ENORMES
YA NO VAN CON MANCHAS NI ROTOS HARAPOS
AHORAN HAN ESTRENADO NUEVOS UNIFORMES
Y UN CASCO FLAMANTE, Y ESTÁN ¡HASTA GUAPOS!

SOLO DEL PRESTIGIO VIVE EL UNIFORME
Y ESE, CON SUS OBRAS LO HACE QUIEN LO LLEVA
AHORA HABRÁ PRESTIGIO, SEGÚN Y CONFORME
SE VEA EL SERVICIO DE LA GUARDIA NUEVA

HACE POCO TIEMPO SE PREMIO (Y LO ALABO,
AUNQUE DEMASIADO TARDO A MI ENTENDER)
LA HEROICA CONDUCATA QUE DESPLEGO EL CABO
CUANDO UN SACRIFICIO LE EXIGIO EL DEBER.

CON ESE HOMENAJE SE HONRO EL MUNICIPIO
VELA, Y ES MUY JUSTO, POR LA GUARDIA URBANA
DEBEN ESTAS NORMAS MARCAR EL PRINCIPIO
DE UNA RUTA NUEVA, MAS JUSTA Y MAS SANA.

QUE EL NUEVO UNIFORME, BONITO Y FLAMANTE
PROTEJA LA NUEVA PERSONALIDAD
DEL GAURDIA CELOSO, PUNTUAL Y VIGENTE
QUE ESTIMA Y RESPETA TODA LA CIUDAD.
Seguro que la generación de hace 50 años atrás, recordará a la policía municipal – la policía local, como menos “serios”. Y seguro que recordarán, cuando jugabais a la pelota en la Alameda, una pelota, sea dicho de paso, hecha en papel y atada con cuerdas. Cuando aparecía un municipal había que salir “pitando” y dejar la pelota en el improvisado estadio. Pero los chiquillos de la época gritaban.
- ¡Qué viene un municipal!
- ¿Quién es? - Preguntaban
- ¡Gonzalo!, respondía el que había avisado.
- Y todos decían : ¡Seguid Jugando, es Gonzalo!.
Y el bueno de Gonzalo se acercaba, pausado, tranquilo, y les decía: No jugar aquí, que vais a romper una farola y os vais a hacer daño. Tomad un caramelo y tened cuidado. Y Gonzalo, seguía su ronda.
Ni que decir tiene, que la chiquillería de entonces estaba deseando de que apareciera Gonzalo por cualquier esquina.
Y es que como es natural, por aquel entonces existían municipales mas y menos serios. Sin duda alguna que después del Santo Ángel Custodio – El patrón de la policía municipal- iba Gonzalo Peinado.
Por supuesto que la policía municipal de ahora ha cambiado mucho, desde marzo de 1989 vuelven a tener armamento- es decir, que se cambia aquella porra rellena de arena y los sables, por revolver- y los caballos, que también los hubo, por perros adiestrados, nissan patrol y walqui talqui.

Sanciones antiguas
Capítulo aparte y simpático es aquel de las multas. Investigando en el archivo municipal de Tarifa, he podido encontrar varias multas que resultan cuanto menos curiosas y es digno de mencionar.
El 27 de Julio de 1945 la guardia municipal multa con veinticinco pesetas a un vecino de esta ciudad, , porque el perro de su propiedad circulaba el pasado día 25 sobre las 20 horas por la vía pública sin utilizar lo prevenido en el Bando de esta Alcaldía sobre perros en vigor.
El 20 de Octubre de 1949 ocurre algo verdaderamente extraño en estos tiempos, pero que en aquellos, un poco más lejanos, no dejaba de ser el “pan de cada día”. Asi pues se denuncia el abandono de un cerdo por la vía publica y plaza de abasto de la aldea de Facinas. Pero resulta curioso como en una repuesta del Guardia municipal en pos de no multarle, se expresa dejándole muy claro que no tuvo más remedio:
Traduzco literalmente:“Tengo el honor de poner en conocimiento de Vd, que habiendo llamado la atención al vecino de esta aldea….. por haber hallado repetidas veces cerdo de su propiedad en la via publica molestando y en la plaza de abasto de dicha aldea, le hize aber tanta vece como le encontre que cometian una infracción por lo queseaba obligado a encerrarle, pero como a pexar de ello no ha cumplido lo ordenado.
Comunicandole a Vd. A fin de que se le imponga la sanción que tenga a bien para hacerle cumplir lo ordenado.
Dios guarde a V. muchos años.
Facinas 20 de Octubre de 1949”

La picaresca siempre ha existido.
La picaresca siempre ha existido y seguirá existiendo. Desde el viejo timo de la estampita (fielmente reproducido por el maestro Tony Leblanc), pasando por el del hospitalario, el del tontito, hasta llegar al moderno y actual phishing en el que se emplean las nuevas tecnologías
Ya en el año de 1959, un 4 de agosto, el sr. Veterinario denuncia a un establecimiento por vender leche adulterada, ya que poseía un 20% de agua. Así que se le multa con cincuenta pesetas.
Años después, parece que esta multa no cala en la población. Y así podemos encontrar el caso de multar , esta vez, con Cien pesetas por vender la leche aguada , pero ya no es un 20% sino que es en un 50% el día 24 de Julio de 1962 en la calle Mercado de Abasto.(Expediente AMT recogido por Notario Ochoa, Antonio).
Un tal 25 de Enero de 1960 se recoge otra multa, esta vez a menores pero, no son estos los que deben de pagar, sino sus padres, quienes tienen el deber de pagar con diez pesetas por dedicarse su hijo menor a molestar a los vecinos de su domicilio y arrojar piedras el día 20 del actual mes.
El 20 de Marzo de 1962 se recoge una queja a la Policía Municipal de un vecino de Tarifa, domiciliado en la cuesta del Salguero denunciando que el día 12 de Marzo de ese año, entraron en su huerto cuatro niños pidiendo agua para beber y mientras unos bebían, otros entraron en el gallinero y cogieron cuatro pichones y una linterna y salieron corriendo dejando abandonados un canasto que llevaban.
Pero ahí no queda la cosa:
Es que se había averiguado que el canasto que llevaban y que había abandonado, lo habían robado en el tejar viejo de Francisco Trujillo; y al salir corriendo de la Huerta de Triviño, uno de los chiquillos regresó al pueblo; pero los tres primeros marcharon con dirección al cortijo de D. Juan Villoslada y en la casa donde vive el casero Salvador Márquez Silva, entrando en el gallinero forzando el candado, llevándose varios huevos de la gallina; de allí se fueron a la Peña, donde a la vecina Francisca Pérez Serrano, le ofrecieron venderle un reloj de pulsera, que posteriormente habían robado en el comercio Casa Villanueva. Pero aun no queda ahí la cosa, mientras hacían esta venta, mataron cuatro pavos aproximadamente de un kilo cada uno.
Siguieron luego al sitio llamado Pedro Valiente, donde en el cortijo de Mariano Vinuesa, se dedicaron a quitar huevos de gallinas y salieron corriendo; pero el casero que se había dado cuenta los alcanzó y recuperó lo sustraído, dándose cuenta que llevaban además un sartén y carne de conejos caseros. Finalmente se averiguó posteriormente que se habían sustraídos varios conejos en el cortijo del Escudero.
En 1963 un 28 de Octubre se recoge una diligencia formulada por la Policía Municipal al imponerse cincuenta pesetas por dejar aparcado el camión CA-34212 en la vía pública, del que manaba agua sanguinolenta del pescado que portaba, con el consiguiente mal olor. Ello ocurriría en la Calle Fuente Nueva numero 7. (Y la nota pone Algeciras).

En la prensa antigua
Y ya para concluir citar caso extraños y amenos, recogidos nuevamente en el semanario local de la prensa antigua de Tarifa el Unión de Tarifa del año 1925.
En la sección de “Sucesos”, encontramos en el mes de agosto de 1925 varias noticias tituladas:
Esas gallinas!!

Algunos pacíficos habitantes de la calle de Colón no les agrada el cacareo ni la riña de gallos, se nos queja que cierta vecina de la mencionada calle, sin el menor reparo, echa por la mañana a la misma las gallinas que posee, creída seguramente que dicha callecita es un campo, aunque no de operaciones, o que todo el monte es orégano, para que tales animalitos emplumados busquen la vida como mejor puedan picoteando de acá y allá.

Otros casos extraños de la sección de sucesos se remite a una caida, a una reyerta o timos sonados de por aquel entonces.

Una Caída
Al subir la escalerilla que conduce a la plaza Alfonso XII, cayóse Sebastiana C. Muñoz con domicilio en la citada plaza, sufriendo la fractura del tercio inferior del peroné izquierdo, siendo asistida por el doctor Álvarez.

Riña en el Campo
En el sitio denominado “Arraez Gonzalez” próximo a Guadalmesí de este término, riñeron en la noche del Lunes los vecinos de aquel campo Juan Muñoz mesa y Joaquín Díaz Gonzalez.
El primero le infirió a Joaquin un corte en la cara con una navaja, y este último agredió a Juan con un palo, produciéndole heridas en la cabeza.
Ambos fueron cuidados en esta, por el médico señor Alvarez Liñán; Joaquin Diaz en su domicilio y el otro en el Hospital Municipal, calificándose las heridas de los dos de pronóstico reservado.
Según las averiguaciones hechas , la reyerta fue motivada por que algunas caballerías de Juan Muñoz pastaban en terreno de su adversario, aunque también nos aseguran que entre dichos vecinos existían resentimientos antiguos.
El asunto paso al Juzgado Municipal.

De una Pedrada
Estando en la tarde del Martes los muchachos Antonio Guzmán Cana de 19 años y Manuel Fernández Casas de 16, tirándose piedras en el Paseo de la Alameda, una de estas fue a dar al vecino Francisco Ortiz del Pino de 67 años de edad, que se hallaba en uno de los bancos del expresado paseo.
Trasladado al Hospital fue curado Francisco Ortiz por el practicante señor Benítez de una herida contusa de 4 centímetros de extensión en la región frontal derecha y erosiones en la región superficial izquierda de pronóstico reservado.
Para que otra vez se abstengan de tirar piedras en un paseo público, ingresaron en la cárcel los mozos Antonio y Manuel.

Ya en el mes de Septiembre, un tal día 19 encontramos en la sección de “Gacetillas Municipales” una noticia muy simpática, donde se agudiza el ingenio y el aje tarifeño. Dice así:

Encontrado por la Guardia Municipal un cerdo en plena Calzada que paseaba plácidamente, fundándose que todo bicho viviente tiene derecho a la vida, le fue impuesta una multa de dos pesetas, que no hay que advertir la tuvo que pagar su dueño, pues el animalito no llevaba suelto en el bolsillo.

También el dueño de tres caballerías que se internaron en la calle de Nuestra Señora de la Luz, tuvo que abonar por el mismo concepto cinco pesetas contadas y sonantes.


Por el Mes de Octubre,un tal día 3, en esta misma sección de Gacetillas Municipales de 1925 se encuentra la siguiente información referente nuevamente a esa picaresca tarifeña, pero esta vez no solo se sanciona, sino que además se reparte entre los pobres lo decomisado.

En la pasada semana se le decomisaron a dos panaderos de ésta cincuenta kilos de pan por falta de peso, los que fueron repartidos entre los pobres.

El 13 Septiembre se lee:
En los días cuatro y cinco del presente mes, fueron intervenidos por el jefe local de policía la cantidad de cuarenta cuartillos de leche adulterada. Los 40 cuartillos de leche ingresaron en el Hospital de la Caridad y Asilo de Ancianos.

En la sección “ Del Municipio” de este mismo semanario podemos encontrar ya en Enero de 1927 la siguiente noticia:

Las Monedas de Níquel de 25 céntimos
Por la alcaldía se han puesto edictos en los sitios de costumbres, en virtud de que en varios establecimientos no habían sido admitidas la moneda de 25 céntimos de níquel puesta en circulación por R.D. de 9 de Enero de 1925, alegando algunos que son falsas y otros que había dejado de ser corriente.
En dicho edicto se hace presente que dicha moneda no ha perdido su valor, estando obligados a admitirlas en cajas públicas y establecimientos, advirtiendo a quien no la admita que ello se considera como falta grave penada con arresto de uno a diez dias o multa de cinco a cincuenta pesetas.

Y para concluir otro de los sucesos dignos de comentar recogido y encontrado en unas efemérides de prensa de los años 1930 de Tarifa, donde la guardia municipal tuvo presencia , fue:

Aquella noticia de una veintena de obreros despedidos por la construcción del puerto.(Recordaros que la subasta del puerto de Tarifa se celebró a las 12 horas del 7 de marzo de 1925, en el Ministerio de Fomento). Y es que se ve, que por aquel entonces también existía la crisis, y así se despidieron a muchos trabajadores del puerto, tan solo se dejaba a uno por familia. Esto provocó una pequeña huelga, y se dio el caso de uno de los primeros atentados modernos en Tarifa ,¿ coincidencia o casualidad?, me refiero a la colocación de una bomba, de un artefacto perfectamente preparado. Concretamente se puso muy cerquita de la casa de uno de los empleados del puerto. Y claro esta, muchos pensaron que se trataba de una venganza de estos despedidos.

Fuera como fuese, no existe duda que esta vieja guardia municipal, más seria o menos sería, tuvo bastante culpa de la impronta histórica de nuestra ciudad. Así pues, valgan estas líneas, a modo de pequeño homenaje, a tantos hombres y mujeres que sin lugar a duda velaron y siguen velando, como un arcángel custodio, por el buen funcionamiento de nuestra bella ciudad.

BIBLIOGRAFÍAS CONSULTADAS
- Archivo municipal de Tarifa. Carpetas sueltas de multas.
- Archivo particular del Cronista Oficial de Tarifa Jesús Terán Gil.
- Extractos del Primer pregón de la Policía Local de Tarifa a 1 Octubre de 1990, escrito por Jesús Terán Gil.
- Terán Gil, Jesús. “Libreta sobre Iglesias de Tarifa”. (Libreta particular con la descripción de Iglesias de Tarifa, secundada bibliográficamente, entre otros libros, con los archivos y fondos documentales de las Iglesias Mayor de San Mateo y San Francisco.)
- Terán Gil, Jesús . “Libreta número 12” . ( Libretas dónde se recoge a diario todos los sucesos y crónicas locales acaecidas en Tarifa desde el año 1980-2007).

[1]Los Porteros de Vara eran, por así llamarlos, la mano derecha de los Alcaldes de Barrio, pues eran los encargados de montar guardia en sus cuarteles y acompañarles en las rondas que por la ciudad éstos efectuasen.
[2]Componente esencial para llevar a cabo las funciones de seguridad, vigilancia y cumplimiento de normativa, ya que serían los encargados de efectuar las rondas en las calles
[3]Manuscrito original de don José Manso Abreu fechado el 25 de abril de 1898 que conservo en mi archivo particular.
[4]TERÁN GIL, Jesús: “Visita de S.M. don Alfonso XIII a Tarifa y el Batallón de Cazadores de Segorbe” Aljaranda 40, (2001), 33-35
[5]http://baluarte-tarifa.blogspot.com/2008/04/alfonso-xiii-en-tarifa.html
[6] TERÁN REYES ,Francisco Javier: “Nuestro puerto y nuestro hijo adoptivo y predilecto Pedro Vives” Aljaranda 71, (2009) 28-34 .
[7]El sábado 15 de noviembre de 1924 salía a la calle por primera vez el semanario Unión de Tarifa, el cual fue un periódico que durante once años llenó un vacío de prensa propia en nuestra ciudad.
[8]Archivo Municipal de Tarifa (AMT) Actas Capitulares. Cabildo de 1 de febrero de 1837.
[9]AMT. Actas capitulares. Cabildo 19 de Diciembre de 1874.
[10]TERÁN GIL, Jesús: “Apuntes históricos sobre la Patrona Tarifeña” Aljaranda 10 (1993) 14-19.
[11]TERÁN GIL , Jesús: “Nuestra Señora de la Luz: la patrona más meridional de Europa” . Editores, Tarifa : Concejalía de Cultura, 2000Año de publicación: 2000País: EspañaIdioma: EspañolISBN: 84-930205-2-4
[12] TERÁN GIL, Jesús: “Nuestro coso y el cincuentenario de los festivales de Ordóñez” Aljaranda 60, (2006) 28-30

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