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Es una asociación-Sociocultural que nace para difundir y recopilar la Historia de Tarifa.Esta la hacemos entre todos. Nuestra dirección es: baluarte-tarifa@hotmail.com Estamos trabajando en una página oficial para Baluarte. De momento este es un blog vinculadO a ella y con artíiculos firmados personalmente.

jueves, 4 de septiembre de 2008

VIDRIERAS DE SAN MATEO


Hace varios años se llevó a cabo en la parroquia mayor de San Mato Apóstol una concienzuda restauración, entre esta podemos destacar las catorce vidrieras que adornan el templo y que fueron instaladas en el año 1959 siendo párroco el recordado Padre don José Luis Mainé Vaca.
La restauración de las citadas vidrieras tienen un coste de 4.200 € cada una y son las denominadas: San Mateo, Ascensión de Nuestro Señor, El Calvario, Santiago, San José, Santísima Trinidad, Reina y Madre, San Pablo, El Salvador, Bautismo de Jesús, San Pedro, San Hiscio, Cena de Emaus y Asunción de la Virgen.3

Las vidrieras surgen en el Románico o en el Islam, utilizándose el cristal para tamizar la luz.
En el Renacimiento al igual que el tapiz, la vidriera conoce un desarrollo favorecido por la bóveda de crucería que permite los grandes muros calados que valoran el espacio arquitectónico con una nueva perspectiva.
Así surge la primera polémica entre la opinión si habrá de decorar el arte, pensando que este adorno afectará o no a los monjes cistercienses. Bernardo de Claraval critica la existencia del adorno, por lo tanto edificios con vidrieras blancas, sin color ni tema. Frente a este, Surge, abad de Cluny, defiende todo lo contrario, dentro de unas premisas neoplatónicas admite la existencia del adorno y defiende una manera de exteriorizarlas gracias que había que darle a Dios.
En España la presencia de artistas extranjeros que trabajan el vidrio se estructura en torno a un gremio que regula las condiciones que envuelven el tipo de trabajo. El gran momento de la vidriera en España lo tenemos con las construcciones de grandes catedrales, como la de Burgos, Toledo o Sevilla.

La vidriera se va a trabajar como una pintura transparente donde encontramos casi siempre que se copian temáticas de grabados de grandes artistas. Lo que diferencia la vidriera en sus inicios de la renacentista, va a ser el empleo de las líneas de división que conforman pequeñas superficies en las que van insertas las vidrieras de color, para ir agrandándose en el tiempo hasta la renacentista.
En el Renacimiento la temática pasará a centrarse en una sola escena, Rosetón y Girola, la iglesia se convierte en un espacio unificado gracias a la vidriera. La finalidad del Renacimiento busca que el creyente se fije sólo en el lugar principal.
El efecto de las vidrieras depende de la luz que deja pasar a través del cristal translucido, por lo que este arte también se conoce como “pintura de luz”. Alcanzó su máximo esplendor entre los años 1130 y 1330 con la arquitectura gótica, sobre todo en Francia.

Materiales y técnicas
Así ya en el gótico los tipos de vidrios que se utilizaban en las vidrieras eran el vidrio coloreado en su masa y el vidrio de dos hojas. El vidrio coloreado en su masa era de un color uniforme que se conseguía añadiendo óxido de hierra (para el verde), de cobre (para el rojo) o de cobalto (para el azul) a la masa vítrea, mezcla transparente de carbonato de potasio (mas tarde, de sodio) sílice. El vidrio de dos hojas, que permitía obtener colores intensos translucidos, se obtenía fundiendo una capa fina de vidrio coloreado con otra capa mas gruesa de vidrio claro, cuando ambos estaban aún calientes.

El artista comenzaba con el diseño de un boceto a pequeña escala del dibujo y, partiendo de él, componía un cartón o dibujo a tamaño natural con una punta de plomo o estaño sobre una tabla de madera o un tablero recubierto con una capa de tiza (gis) o pintura blanca.
En el gótico tardío y en el renacimiento los cartones se hacían sobre pergamino, tela, papel o cartón. Las líneas de varillas de plomo se pintaban de negro. A continuación se extendía sobre una mesa láminas de vidrio de color que se cortaban con un utensilio de hierro incandescente.
Las líneas del contorno de ropajes, gestos faciales y pequeños detalles se dibujaban sobre las piezas ya cortadas con una pintura de esmalte negra o de castaño oscuro, que se hacía con cristal molido, sales metálicas, como el óxido de hierro y cobre, otros minerales y líquido. Estos trozos solían dibujarse sobre la cara interna del vidrio al que se fundían cociéndolo a baja temperatura. Después se cortaba y se daba forma a las tiras dobles de plomo maleable, con sección cruciforme, para poder sujetar los bordes del vidrio por ambos lados. Las piezas de vidrio rodeadas por las tiras de plomo se fijaban luego al marco de hierro, o armazón, que forma parte del diseño en las ventanas más antiguas.
Así aparecerán figuras aisladas, de pie, colocada en un nicho, o bien dos figuras, una sobre otra en el triforio o en largas ventanas ojivales altas y estrechas, de intrincado diseño geométrico y lobulado que nos recuerdan a un mosaico de destellos grises, rojos y verdes.
Los colores predominantes es el azul (que se utiliza para fondos), el rojo, el amarillo y el verde.
Violeta, castaño y blanco con un toque de verde o azul son secundarios, y el sombreado en rosa servía para imitar el color de la piel en las figuras.
La temática más recurrente son escenas de la Biblia, de la vida de Jesucristo, El juicio final, profetas y evangelistas, leyendas y vidas de santos.
Un arte refinado y caro, que se acerca a la Jerusalén celestial.
Por: Francisco Javier Terán Reyes. Fotografía: Radiant

martes, 2 de septiembre de 2008

LA CALZADA


Francisco Terán Fernández, gran conocedor de nuestra historia, ocupó desde el año 1946 y hasta su fallecimiento hace pocos años, el cargo de Cronista Oficial de la Ciudad. Personaje notorio de la vida pública tarigeña, ocupó los cargos de Alcalde y de Hermano Mayor de dos de nuestras Cofradías. Poseedor de un gran archivo sobre la historia local, publicó en numerosos programas de feria artículos sobre nuestra historia, tradiciones y costumbres, como el que a continuación presentamos, en un estilo agradable y divulgativo.
Siempre se ha dicho que por todos los caminos se va a Roma. En Tarifa, a este respecto, hay que decir que por todas las calles sé va a "la Calzada". Y es que se tire por donde se tire, a "la Calzada" se sale. Y es que, además, "la Calzada" se busca. Porque "la Calzada" para los tarifeños es el centro, el todo: el lugar a dónde todos acuden, dónde todos se reúnen para celebrar cualquier cosa.
Y ya podrán construir barriadas y más barriadas; y ya podrán esforzarse en hacer cosas monas y atrayentes urbanísticamente, que Tarifa cuando hay cualquier acontecimiento más o menos sonado, lo deja todo para concentrarse en "su Calzada". Porque "la Calzada" para Tarifa es la sala de estar.
Sin que haya grandes distancias, no obstante, con esto de los nuevos núcleos urbanos mucha gente vive lejos. No es como antes. Sin embargo en los atardeceres en fiestas, cuando las familias salen a pasear, a eso que se llama "dar una vuelta", celebrando el holgadero del día, éstas familias no concebirían regresar a sus casas sin haber estado antes en "la Calzada", haber pasado por ella, detenerse al menos un momento a comprarles unas chucherías a los críos. Chucherías que pudieran haber comprado en cualquier lugar, pero que a los crios no les gusta otras chucherías que las que venden en "la Calzada".
La Semana Santa, la gente se va allí con gran antelación para presenciar el paso de las procesiones. Allí, donde el pueblo les canta y les reza a sus Cristos y a sus Vírgenes.
"La Calzada" ha sido siempre oficialmente el paseo de invierno de Tarifa, como fue "la Alameda" paseo de verano. En "la Calzada" tocaba la música hasta Corpus. A partir del Corpus, la música se iba a tocar a "la Alameda"; allí hasta que pasaba la feria.
Y la gente, naturalmente, iba al compás de la música. Hubo una época que se celebraba aquí la Velada del Corpus. Y muy bien por cierto. Tres días de velada. Y para esos tres días a "la Calzada" la exornaban, la iluminaban y la ponían la mar de bonita. Era cuando a la vez se iluminaban y adornaban, muchos con motivos eucarísticos, los balcones y rejas del recorrido de la procesión.
En Tarifa hubo siempre Banda Municipal de Música. Y tras una de sus decadencias, se recuerda aquella banda que reorganizada por el Ayuntamiento y dirigida por Antonio Acuña, hizo su presentación en la apertura de las fiestas del Corpus del año 29, desfilando brillantemente por "la Calzada" con el aplauso y complacencia del vecindario.
"La Calzada" con aquellos sus bancos de madera, y sus farolas que en el año 29 hicieron instalar en "la Alameda", tuvo siempre su atractivo. Y sigue siendo una añoranza.
Esos Carnavales celebrados allí como lugar escogido para concentración y donde a la mañana siguiente los montones de papelillos, verdaderas montañas, acusaban aquellas batallas de confetis, serpentinas y cascarones de huevos, que también entonces era constumbres lanzarlos llenos de papelillos.
Y sobre todo cuando "la Calzada" adquiere la máxima plenitud es la noche de la Entrada de la Virgen, por Septiembre, en ese comenzar de las fiestas. A Tarifa acuden entonces gente de todas partes, gente que afluyen todas a "la Calzada" por las calles que a ella convergen, en verdaderos torrentes. Y en esa noche, como en la de la Procesión, en "la Calzada", antesala magnífica de San Mateo, y que en esas ambas noches el pueblo llega a convertir en Iglesia misma, hierve el gentío, que se apiña en las aceras para ver el paso de la Virgen y después el desfile de la Cabalgata.


Por Francisco Terán Fernández , escrito realizado para la revista Aljaranda 1991 nº 0

CALLE DE YOLANDA, LA MATRONA DE TARIFA


Yolanda Bravo Palacios ha sido durante casi cuarenta años la mujer que ayudara a nacer a la mayoría de los niños tarifeños, labor que realizaba gratuitamente; por todo ello, amén del título indicado, se pedía que una calle de su Tarifa llevara su nombre y que tal modo de vida se viera reconocido. En cierto sentido alguno, Yolanda es “la madre de todos los Tarifeños”.
Esta santanderina de nacimiento, la menor de tres hermanos y tarifeña de adopción nació en 1924. Por motivos del trabajo de su padre, militar, pasó los primeros años de su adolescencia en la ciudad de Ceuta, donde decidió realizar la carrera de Practicante siguiendo la estela de su vocación que la empujaría -dado el amor que siempre sintió hacia los niños- a formarse finalmente como matrona. Con 18 recién cumplidos comenzó a realizar su labor, primero en Ceuta y más tarde en Tarifa adonde llegó con 23 años y de donde ya nunca se marcharía para la suerte de la ciudad. En Tarifa, conocería a su esposo, Juan Gil con quien tendría cuatro hijos: Pepe, Juan Miguel, y los mellizos Antonio y Yolanda -Matrona como es, parece que quiso probar su propia medicina incluido un parto doble-. Sus hijos les darían ocho nietos a los que curiosamente no asistió en su nacimiento, sí por supuesto en los momentos previos al parto.
Yolanda nos recuerda sus comienzos de su trabajo allá por el año 1947. Por aquel entonces, un parto era algo bastante preocupante debido a la precariedad sanitaria existente y a otros muchos factores que convertían este acto natural en un serio peligro para la vida de la madre o la criatura que iba a venir al mundo. Sin embargo para combatir ese peligro estaban las expertas manos de Yolanda, su buen hacer y su exquisito y amoroso trato personal. Recuerda esta mujer como en una misma noche tenía que asistir hasta a ocho partos y como tenía que ir de un sitio para otro andando o llevada en coche la mayoría de las veces por los padres de las criaturas. “Era difícil, sí. No había teléfonos, a veces ni coches y tenías que ir al campo o a la ciudad a asistir a un parto. Cuando llegabas a la casa te podías encontrar que la familia no tenía luz eléctrica. Yo he asistido a una parturienta con la luz de una vela.”
Asegura esta mujer vivaracha, sentirse un poco madre de muchos tarifeños y muchos tarifeños nos sentimos un poco hijos de esta brava mujer que ha repartido buen hacer por todo el término municipal.
Llegada la década de los 80 Yolanda Bravo se retiró -con cierta tristeza- a un descanso muy merecido. La ciudad en reconocimiento a esa gran labor, la quiso distinguir nombrándola hija adoptiva de Tarifa y días depuse la asociación Tarifa la Voz de un Pueblo hacía lo propio nombrándola Personaje del año, en reconocimiento a toda su trayectoria profesional y humana.
El pasado día 23 de enero del 2008 en acuerdo unánime del Pleno, aprobado a instancias de la Alcaldía. se le otorgó el nombramiento de una calle con su nombre que recogiera el sobrenombre de matrona oficial de Tarifa. Así, desde el pasado 24 de mayo del 2008, Yolanda, sus familiares y todos los tarifeños podemos disfrutar de su calle con un grato paseo con vistas al mar.

Francisco Javier Terán Reyes