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Es una asociación-Sociocultural que nace para difundir y recopilar la Historia de Tarifa.Esta la hacemos entre todos. Nuestra dirección es: baluarte-tarifa@hotmail.com Estamos trabajando en una página oficial para Baluarte. De momento este es un blog vinculadO a ella y con artíiculos firmados personalmente.

jueves, 16 de octubre de 2008

El GARUM, NUESTRA PARTICULAR PASTILLITA DE AVECREM!

Desde mucho antes de los asentamientos fenicios en Cádiz, los indígenas que estos encontraron en esta zona adoraban al dios Salambobe (sal buena), lo que nos da muestras, que desde tiempo inmemorial el hombre conocía los poderes de conservación de la sal y los ponía en práctica con diversos productos, en nuestro caso con el pescado. De esta forma pronto comenzó un comercio floreciente de salazones preparados con diferente piezas de los pescados capturados en el litoral y de garum, salsa obtenida por maceración y fermentación en salmuera de los despojos de estos peces.


El Garum(aunque de origen griego) era considerado por los antiguos romanos, como una de las mayores exquisiteces culinarias. Era un producto de lujo y quien podía permitírselo lo usaba para aderezar todo tipo de platos. Además, se le concedían propiedades afrodisiacas, medicinales e incluso era usado como cosmético . Bueno, todo esto puede sonar más o menos normal pero… ¿qué era “el Garum”?


Pues el Garum era una especie de salsa que se preparaba del siguiente modo: En grandes depósitos echaban peces grasos o azules como pueden ser las sardinas, los salmones, los boquerones o los arenques, así como pequeños peces como podían ser anchoas o salmonetes y vísceras de otros grandes como eran los atunes, los cuales los ponían en salmuera(la salmuera tenía que tener sal suficiente para que en ella flotara un huevo). Esto lo dejaban macerar al sol al menos durante tres meses(preferiblemente en verano). Una vez que ya estaba todo bien macerado se introducía una cesta tupida y se dejaba que se filtraran los líquidos, los cuales se sacaban y le daban el nombre de liquamen, que era el Garum más preciado, el resto era de peor calidad y se llamaba hallec. No suena muy apetitoso pero esta especie de “caldo concentrado de pescado” causó furor en Roma durante dos o tres siglos por lo que se produjo Garum en grandes cantitades.


Sin duda, fue uno de los primeros productos alimenticios manufacturados industrialmente que se comercializaron en la historia e Hispania fue una de las provincias que más producían. Además hay que aclarar que había varios tipos de Garum que variaban algo dependiendo del lugar de procedencia pues cambiaba algo el modo de preparación y algunos ingredientes(lo que no variaba era el pescado). El Garum de Hispania era de los más apreciados. Se sabe que en su preparación ponían capas de hierbas aromáticas como eran hinojo, cilantro, eneldo, hierbabuena y apio. Aún se puede ver una factoría de fabricación de garum romano en la ciudad de Baelo Claudia en la pedanía de Bolonia, término municipal de Tarifa (Cádiz)[foto]. El Garum fue en desuso hasta su casi desaparición tras la caida del imperio romano aunque en algunas zonas costeras se ha seguido consuminedo hasta bien entrada la edad media.


El pensar hacer garum en la actualidad, aunque se tuviera la fórmula exacta y detallada, sería una labor muy difícil de llevarla a la práctica porque para ello deberíamos reproducir y disponer de los mismos elementos de la época para la fermentación de los pescados, ventilación óptima, horas de sol y por último el volumen necesario para que fuera como el que consumían los romanos.


Ha llegado hasta nuestros día un documento en el que se detalla su preparación. Aquí una traducción de como se preparaba sacada del libro: Geopónica o Extractos de Agricultura de Casiano Baso
El llamado liquamen se obtiene como sigue: se echan las vísceras de los peces en un recipiente y se salan; también, pequeños pececillos como pejerreyes, salmonetes de fango pequeños, chuclas, boquerones o los que tengan un aspecto diminuto, todos se salan igualmente y se conservan en salmuera al sol, removiéndose con frecuencia. Cuando hayan permanecido en la salmuera un verano, se saca de ellos el garum de este modo: se mete en el recipiente lleno de dichos pececillos una gran cesta tupida y el garum se infiltra en la cesta, y así, pasado por el tamiz de la cesta, se recoge el denominado liquamen; el residuo sobrante se convierte en hallec. Pero los bitinios lo preparan así: coges chuclas, mejor pequeñas que grandes, o en su defecto boquerones, chicharros, caballas o incluso hallec o una mezcolanza de todos ellos, los echas en una mesa de panadero donde se suele amasar la harina y los amasas echando por cada modio de pescado dos sextarios itálicos de sal, de manera que se mezclen con la sal; tras dejarlo una noche, échalo en un recipiente de barro y ponlo al sol sin tapar durante dos o tres meses, removiéndolo periódicamente con una vara, después de lo cual tápalo y guárdalo. Algunos añaden también por cada sextario de pescado dos de vino añejo. Además, si quieres consumir inmediatamente el garum, o sea no ponerlo al sol sino hervirlo, harás como sigue: Salmuera líquida verificada de manera que al echar un huevo flote (pero si se hunde es que todavía no tiene sal bastante); echa luego en una olla nueva el pescado con la salmuera, adicionando orégano, y ponla al fuego preciso hasta que hierva, es decir, hasta que empiece a evaporarse un tanto; algunos añaden también arrope; a continuación, ya frío, viértelo en un colador, echando sobre éste dos otras veces lo mismo hasta que salga limpio, tápalo y guárdalo. Pero el mejor garum, el denominado haimátion, se hace así: se cogen las vísceras del atún junto con las gallas, el jugo y la sangre y se les esparce la sal que necesiten; se dejan en recipiente y a los dos meses como mucho se perfora éste y sale el garum denominado haimátion.


Otro pequeño curiosidad culinaria. Las legiones romanas preparaban sus ranchos a base de los productos que iban encontrando en las tierras por las que avanzaban. En el sur de Hispania pusieron “de moda” una especie de sopa fría donde mezclaban agua, pan y diversos productos de huerta como calabacín, pepino, etc. ¿Os suena?
Solución: Gazpacho.

jueves, 4 de septiembre de 2008

VIDRIERAS DE SAN MATEO


Hace varios años se llevó a cabo en la parroquia mayor de San Mato Apóstol una concienzuda restauración, entre esta podemos destacar las catorce vidrieras que adornan el templo y que fueron instaladas en el año 1959 siendo párroco el recordado Padre don José Luis Mainé Vaca.
La restauración de las citadas vidrieras tienen un coste de 4.200 € cada una y son las denominadas: San Mateo, Ascensión de Nuestro Señor, El Calvario, Santiago, San José, Santísima Trinidad, Reina y Madre, San Pablo, El Salvador, Bautismo de Jesús, San Pedro, San Hiscio, Cena de Emaus y Asunción de la Virgen.3

Las vidrieras surgen en el Románico o en el Islam, utilizándose el cristal para tamizar la luz.
En el Renacimiento al igual que el tapiz, la vidriera conoce un desarrollo favorecido por la bóveda de crucería que permite los grandes muros calados que valoran el espacio arquitectónico con una nueva perspectiva.
Así surge la primera polémica entre la opinión si habrá de decorar el arte, pensando que este adorno afectará o no a los monjes cistercienses. Bernardo de Claraval critica la existencia del adorno, por lo tanto edificios con vidrieras blancas, sin color ni tema. Frente a este, Surge, abad de Cluny, defiende todo lo contrario, dentro de unas premisas neoplatónicas admite la existencia del adorno y defiende una manera de exteriorizarlas gracias que había que darle a Dios.
En España la presencia de artistas extranjeros que trabajan el vidrio se estructura en torno a un gremio que regula las condiciones que envuelven el tipo de trabajo. El gran momento de la vidriera en España lo tenemos con las construcciones de grandes catedrales, como la de Burgos, Toledo o Sevilla.

La vidriera se va a trabajar como una pintura transparente donde encontramos casi siempre que se copian temáticas de grabados de grandes artistas. Lo que diferencia la vidriera en sus inicios de la renacentista, va a ser el empleo de las líneas de división que conforman pequeñas superficies en las que van insertas las vidrieras de color, para ir agrandándose en el tiempo hasta la renacentista.
En el Renacimiento la temática pasará a centrarse en una sola escena, Rosetón y Girola, la iglesia se convierte en un espacio unificado gracias a la vidriera. La finalidad del Renacimiento busca que el creyente se fije sólo en el lugar principal.
El efecto de las vidrieras depende de la luz que deja pasar a través del cristal translucido, por lo que este arte también se conoce como “pintura de luz”. Alcanzó su máximo esplendor entre los años 1130 y 1330 con la arquitectura gótica, sobre todo en Francia.

Materiales y técnicas
Así ya en el gótico los tipos de vidrios que se utilizaban en las vidrieras eran el vidrio coloreado en su masa y el vidrio de dos hojas. El vidrio coloreado en su masa era de un color uniforme que se conseguía añadiendo óxido de hierra (para el verde), de cobre (para el rojo) o de cobalto (para el azul) a la masa vítrea, mezcla transparente de carbonato de potasio (mas tarde, de sodio) sílice. El vidrio de dos hojas, que permitía obtener colores intensos translucidos, se obtenía fundiendo una capa fina de vidrio coloreado con otra capa mas gruesa de vidrio claro, cuando ambos estaban aún calientes.

El artista comenzaba con el diseño de un boceto a pequeña escala del dibujo y, partiendo de él, componía un cartón o dibujo a tamaño natural con una punta de plomo o estaño sobre una tabla de madera o un tablero recubierto con una capa de tiza (gis) o pintura blanca.
En el gótico tardío y en el renacimiento los cartones se hacían sobre pergamino, tela, papel o cartón. Las líneas de varillas de plomo se pintaban de negro. A continuación se extendía sobre una mesa láminas de vidrio de color que se cortaban con un utensilio de hierro incandescente.
Las líneas del contorno de ropajes, gestos faciales y pequeños detalles se dibujaban sobre las piezas ya cortadas con una pintura de esmalte negra o de castaño oscuro, que se hacía con cristal molido, sales metálicas, como el óxido de hierro y cobre, otros minerales y líquido. Estos trozos solían dibujarse sobre la cara interna del vidrio al que se fundían cociéndolo a baja temperatura. Después se cortaba y se daba forma a las tiras dobles de plomo maleable, con sección cruciforme, para poder sujetar los bordes del vidrio por ambos lados. Las piezas de vidrio rodeadas por las tiras de plomo se fijaban luego al marco de hierro, o armazón, que forma parte del diseño en las ventanas más antiguas.
Así aparecerán figuras aisladas, de pie, colocada en un nicho, o bien dos figuras, una sobre otra en el triforio o en largas ventanas ojivales altas y estrechas, de intrincado diseño geométrico y lobulado que nos recuerdan a un mosaico de destellos grises, rojos y verdes.
Los colores predominantes es el azul (que se utiliza para fondos), el rojo, el amarillo y el verde.
Violeta, castaño y blanco con un toque de verde o azul son secundarios, y el sombreado en rosa servía para imitar el color de la piel en las figuras.
La temática más recurrente son escenas de la Biblia, de la vida de Jesucristo, El juicio final, profetas y evangelistas, leyendas y vidas de santos.
Un arte refinado y caro, que se acerca a la Jerusalén celestial.
Por: Francisco Javier Terán Reyes. Fotografía: Radiant

martes, 2 de septiembre de 2008

LA CALZADA


Francisco Terán Fernández, gran conocedor de nuestra historia, ocupó desde el año 1946 y hasta su fallecimiento hace pocos años, el cargo de Cronista Oficial de la Ciudad. Personaje notorio de la vida pública tarigeña, ocupó los cargos de Alcalde y de Hermano Mayor de dos de nuestras Cofradías. Poseedor de un gran archivo sobre la historia local, publicó en numerosos programas de feria artículos sobre nuestra historia, tradiciones y costumbres, como el que a continuación presentamos, en un estilo agradable y divulgativo.
Siempre se ha dicho que por todos los caminos se va a Roma. En Tarifa, a este respecto, hay que decir que por todas las calles sé va a "la Calzada". Y es que se tire por donde se tire, a "la Calzada" se sale. Y es que, además, "la Calzada" se busca. Porque "la Calzada" para los tarifeños es el centro, el todo: el lugar a dónde todos acuden, dónde todos se reúnen para celebrar cualquier cosa.
Y ya podrán construir barriadas y más barriadas; y ya podrán esforzarse en hacer cosas monas y atrayentes urbanísticamente, que Tarifa cuando hay cualquier acontecimiento más o menos sonado, lo deja todo para concentrarse en "su Calzada". Porque "la Calzada" para Tarifa es la sala de estar.
Sin que haya grandes distancias, no obstante, con esto de los nuevos núcleos urbanos mucha gente vive lejos. No es como antes. Sin embargo en los atardeceres en fiestas, cuando las familias salen a pasear, a eso que se llama "dar una vuelta", celebrando el holgadero del día, éstas familias no concebirían regresar a sus casas sin haber estado antes en "la Calzada", haber pasado por ella, detenerse al menos un momento a comprarles unas chucherías a los críos. Chucherías que pudieran haber comprado en cualquier lugar, pero que a los crios no les gusta otras chucherías que las que venden en "la Calzada".
La Semana Santa, la gente se va allí con gran antelación para presenciar el paso de las procesiones. Allí, donde el pueblo les canta y les reza a sus Cristos y a sus Vírgenes.
"La Calzada" ha sido siempre oficialmente el paseo de invierno de Tarifa, como fue "la Alameda" paseo de verano. En "la Calzada" tocaba la música hasta Corpus. A partir del Corpus, la música se iba a tocar a "la Alameda"; allí hasta que pasaba la feria.
Y la gente, naturalmente, iba al compás de la música. Hubo una época que se celebraba aquí la Velada del Corpus. Y muy bien por cierto. Tres días de velada. Y para esos tres días a "la Calzada" la exornaban, la iluminaban y la ponían la mar de bonita. Era cuando a la vez se iluminaban y adornaban, muchos con motivos eucarísticos, los balcones y rejas del recorrido de la procesión.
En Tarifa hubo siempre Banda Municipal de Música. Y tras una de sus decadencias, se recuerda aquella banda que reorganizada por el Ayuntamiento y dirigida por Antonio Acuña, hizo su presentación en la apertura de las fiestas del Corpus del año 29, desfilando brillantemente por "la Calzada" con el aplauso y complacencia del vecindario.
"La Calzada" con aquellos sus bancos de madera, y sus farolas que en el año 29 hicieron instalar en "la Alameda", tuvo siempre su atractivo. Y sigue siendo una añoranza.
Esos Carnavales celebrados allí como lugar escogido para concentración y donde a la mañana siguiente los montones de papelillos, verdaderas montañas, acusaban aquellas batallas de confetis, serpentinas y cascarones de huevos, que también entonces era constumbres lanzarlos llenos de papelillos.
Y sobre todo cuando "la Calzada" adquiere la máxima plenitud es la noche de la Entrada de la Virgen, por Septiembre, en ese comenzar de las fiestas. A Tarifa acuden entonces gente de todas partes, gente que afluyen todas a "la Calzada" por las calles que a ella convergen, en verdaderos torrentes. Y en esa noche, como en la de la Procesión, en "la Calzada", antesala magnífica de San Mateo, y que en esas ambas noches el pueblo llega a convertir en Iglesia misma, hierve el gentío, que se apiña en las aceras para ver el paso de la Virgen y después el desfile de la Cabalgata.


Por Francisco Terán Fernández , escrito realizado para la revista Aljaranda 1991 nº 0

CALLE DE YOLANDA, LA MATRONA DE TARIFA


Yolanda Bravo Palacios ha sido durante casi cuarenta años la mujer que ayudara a nacer a la mayoría de los niños tarifeños, labor que realizaba gratuitamente; por todo ello, amén del título indicado, se pedía que una calle de su Tarifa llevara su nombre y que tal modo de vida se viera reconocido. En cierto sentido alguno, Yolanda es “la madre de todos los Tarifeños”.
Esta santanderina de nacimiento, la menor de tres hermanos y tarifeña de adopción nació en 1924. Por motivos del trabajo de su padre, militar, pasó los primeros años de su adolescencia en la ciudad de Ceuta, donde decidió realizar la carrera de Practicante siguiendo la estela de su vocación que la empujaría -dado el amor que siempre sintió hacia los niños- a formarse finalmente como matrona. Con 18 recién cumplidos comenzó a realizar su labor, primero en Ceuta y más tarde en Tarifa adonde llegó con 23 años y de donde ya nunca se marcharía para la suerte de la ciudad. En Tarifa, conocería a su esposo, Juan Gil con quien tendría cuatro hijos: Pepe, Juan Miguel, y los mellizos Antonio y Yolanda -Matrona como es, parece que quiso probar su propia medicina incluido un parto doble-. Sus hijos les darían ocho nietos a los que curiosamente no asistió en su nacimiento, sí por supuesto en los momentos previos al parto.
Yolanda nos recuerda sus comienzos de su trabajo allá por el año 1947. Por aquel entonces, un parto era algo bastante preocupante debido a la precariedad sanitaria existente y a otros muchos factores que convertían este acto natural en un serio peligro para la vida de la madre o la criatura que iba a venir al mundo. Sin embargo para combatir ese peligro estaban las expertas manos de Yolanda, su buen hacer y su exquisito y amoroso trato personal. Recuerda esta mujer como en una misma noche tenía que asistir hasta a ocho partos y como tenía que ir de un sitio para otro andando o llevada en coche la mayoría de las veces por los padres de las criaturas. “Era difícil, sí. No había teléfonos, a veces ni coches y tenías que ir al campo o a la ciudad a asistir a un parto. Cuando llegabas a la casa te podías encontrar que la familia no tenía luz eléctrica. Yo he asistido a una parturienta con la luz de una vela.”
Asegura esta mujer vivaracha, sentirse un poco madre de muchos tarifeños y muchos tarifeños nos sentimos un poco hijos de esta brava mujer que ha repartido buen hacer por todo el término municipal.
Llegada la década de los 80 Yolanda Bravo se retiró -con cierta tristeza- a un descanso muy merecido. La ciudad en reconocimiento a esa gran labor, la quiso distinguir nombrándola hija adoptiva de Tarifa y días depuse la asociación Tarifa la Voz de un Pueblo hacía lo propio nombrándola Personaje del año, en reconocimiento a toda su trayectoria profesional y humana.
El pasado día 23 de enero del 2008 en acuerdo unánime del Pleno, aprobado a instancias de la Alcaldía. se le otorgó el nombramiento de una calle con su nombre que recogiera el sobrenombre de matrona oficial de Tarifa. Así, desde el pasado 24 de mayo del 2008, Yolanda, sus familiares y todos los tarifeños podemos disfrutar de su calle con un grato paseo con vistas al mar.

Francisco Javier Terán Reyes

domingo, 17 de agosto de 2008

NUESTRO ÚLTIMO RECORRIDO FUE...




Un gran éxito. Es por ello que queremos agradecer a tantos amig@s que nos acompañaron en esta segunda parte del trayecto LA OTRA MIRADA. Alrededor de 70 personas pudieron disfrutas de anécdotas, de historias locales, de leyendas, de biografias ánonimas, en este grato recorrido.


Así pues, GRACIAS MIL POR CONTRIBUIR CON LA HISTORIA DE NUESTRO PUEBLO!


No queremos despertar al tiempo, tan sólo asomarnos al balcón de sus recuerdos.

martes, 5 de agosto de 2008

HERÁLDICA

Con este nuevo epígrafe iremos añadiendo la Heraldica de todos los apellidos, desde la A-Z


ABAD
Apellido de origen vasco encontrándose su primera casa solariega en el valle de la Bordejuela. Con posterioridad fue difundiéndose por toda la Península, para pasar a la América Hispana. La línea de Castilla desciende de Martín Fernández Abad que en el siglo XII luchó contra los árabes, estableciendo su primera casa en las cercanías de Ocaña (Toledo). La línea de Valencia fue formada por Pedro Abad, descendiente de Martín Fernández Abad. Por Cantabria se extendió otra rama de este apellido.
En Aragón se establecieron asimismo los Abad, destacándose Palmiro Abad que, en tiempos del rey don Pedro de Aragón, fundó casa en Nápoles. De este caballero descienden cuantos ostentan el apellido Abad en Sicilia. Los Abad de Andalucía se expandieron por toda la América Hispana durante el siglo XVI.
La nobleza de los Abad comprende numerosas pruebas. Por ejemplo, Don Fernando Sancho Abad Catalán y Villegas, natural de Villahermosa (Ciudad Real), ingresó en la Orden de Santiago el 8 de octubre de 1.656. Y en la Orden de Calatrava lo hicieron: Don Fernando Abad Sandoval, natural también de Villahermosa, en 1.700.
El apellido Abad se encuentra muy extendido en las provincias manchegas, con preferencia en la de Ciudad Real. Fueron muy numerosos los de este apellido que probaron su nobleza ante la Chancillería de Valladolid.
En el orden militar, se designaba como “Abad” al jefe de la Guardia del conde don Gómez, que tenía bajo su mando a cincuenta ballesteros que eran hijosdalgo.
Entre los de este apellido que se destacaron en la América Hispana, debe mencionarse al obispo de Michoacán (Méjico), Manuel Abad y Queipo. Hombre de ideas liberales, fue encarcelado por la Inquisición y acusado de traición por el virrey de Méjico, enviado a España para ser juzgado. Fernando VII lo absolvió, nombrándole Ministro de Gracia y Justicia. Pero muy pronto fue nuevamente encarcelado hasta que en 1820 fue liberado ocupando la sede episcopal de Tortosa (Tarragona). Al ser instaurado de nuevo el absolutismo, fue nuevamente encarcelado y murió en prisión.
Armas: En gules, un castillo de oro, con puertas y ventanas de azur. Bordura de oro y en azur el lema: “Castro Abad “.


ABADÍA
Procede de las montañas de Jaca, en la provincia de Huesca, desde donde se extendió a Valencia y otros puntos de España, Italia y América. Un Abadía acompañó a D. Pelayo en la batalla de Covadonga.
Armas: en campo de oro, un roble de sinople, con un lobo de sable, pasante, al pie del tronco; partido de azur, con cinco flores de lis de oro, colocadas en sotuer. Bordura componada de catorce piezas, siete de gules y siete de plata; en las de gules, flores de lis de oro, y en las de plata, leones rampantes, de gules.


ABELLA
Apellido catalán que muy pronto pasó al Levante español, para posteriormente extenderse por el resto de la península. Tiene su tronco en don Ramón de Abella natural de Gerona, valiente capitán que se distinguió en la toma de Palma. Su hijo, Bernardo de Abella, se distinguió en numerosas batallas contra los moros, sirviendo a las órdenes del rey don Jaime. Participó en los combates de Valencia, Calpe, Denia y otras.
También se distinguió al servicio del citado rey, don Pedro Abella, que tuvo a su cargo la labor de introducir víveres en la fortaleza de Morella, cercada por los moros utilizando los ásperos montes de la serranía. Un hijo suyo, llamado Jaime, se hizo asimismo famoso por el arrojo que demostró en el sitio de Játiva. Armas: Escudo de gules y tres fajas de oro ondeadas.


ABLITAS
Apellido navarro, cuyo lugar de origen fue Oblitas, del partido judicial de Tudela, en Navarra. Sobre el escudo de este linaje hay ciertas discrepancias. El cronista don Jerónimo de la Villa afirma que el blasón de esta familia tiene dieciocho bezantes, en lugar de los doce que aparecen en el general, y en el Libro de Armerías, de Navarra, los reducen a ocho. Existe también el dato que el Condado de Ablitas, creado por Felipe IV, en 1.652, en favor de don Gonzalo Enríquez de Lacarra y del que vino a ser poseedora en el siglo XIX la Emperatriz Eugenia de Montijo, traía escudo cuartelado: 1º y 4º; de gules, con las cadenas de oro de Navarra. 2º y 3º; de plata, con un león rampante de azur. Reproducimos el general: En campo de sable, doce bezantes de plata puestos en aspa.


ACEVEDO
Procede de Portugal. Don Alonso Peres de Acevedo, a quien se conoció como “el portugués”, vino a España para ponerse al servicio del rey don Alfonso VI, distinguiéndose en la conquista de Toledo, en 1.086. Este caballero fue el ascendiente de la casa Acevedo en España y de ella fue don Alonso de Acevedo, patriarca de Alejandría y arzobispo de Santiago, que sirvió con gran celo y lealtad a los Reyes Católicos.
Otros miembros de este linaje fueron don Diego de Acevedo que casó con doña Francisca de Zúñiga, condesa de Monterrey y don Alonso de Fonseca, que fue un gran prelado y obtuvo la elevada dignidad de arzobispo de Toledo y de Santiago y primado de las Españas. Armas: Escudo cuartelado: 1º y 4º, de oro, un acebo. 2º y 3º; de plata, un lobo. Bordura de gules y ocho aspas de oro.


ACEDO
Tuvo su origen en el lugar de Acedo, valle de Valdorba (Navarra), donde todavía existe una torre de ese nombre. Varios autores sostienen que forman parte del ilustre linaje de los Coronal ya que llevan las mismas armas. De la rama principal, procedió don Diego José de Acedo y Alaiza, nacido en 1.691, que casó con doña Teresa Jiménez de Loyola, con la que tuvo, a don José Manuel de Acedo Echauz y Jiménez de Loyola, noble del Reino de Navarra, Señor del Palacio y Torre de Acedo y de las pechas de Mendilibarri, a quien Carlos IV, creó Conde de Echauz. El mismo monarca otorgó el título de Conde de la Cañada a don Juan Acedo-Rico Rodríguez y Gómez Lázaro, que nació en 1.760 y fue Ministro y Gobernador del Consejo y Cámara de Castilla.
Armas: En campo de oro cinco pájaros de sable.


ACÍBAR
Apellido vasco. El genealogista Piferrer señala que la distinción más alta de que puede vanagloriarse en Guipúzcoa, es la de ser padre de la provincia y representar a su país en las juntas forales, que se celebran anualmente para su mejor gobierno, y que en este concepto nadie cede a la casa de Acíbar, cuyos hijos han obtenido numerosas veces tan honorífico cargo.
Armas: Escudo cuartelado: lº: de azur, tres estrellas de plata, cortado de gules y tres roeles del mismo metal. 2º: de gules, cinco panelas de oro. 3º: contracuartelado: lº y 4º, de oro, un jabalí; el 2º y 3º, de plata, un árbol y un oso andante al pie del tronco. 4º, de azur, un losange de oro cargado de un castillo natural, almenado con dos homenajes también almenados y puestos el uno sobre el otro.


ACOSTA
Acosta y Costa son un mismo apellido. Este linaje, según el “Nobiliario de la Nobleza Lusitana”, tiene su origen en Portugal y el primero que ostentó este apellido fue un caballero que floreció en tiempos del rey don Manuel. El linaje se encuentra en España, principalmente, en Galicia y Asturias que fue a donde pasaron los de Portugal. En ambas regiones fundaron casas solariegas muy nobles y de gran antigüedad. Una vez establecido en España entroncó con otras casas de gran nobleza, particularmente con los Acevedos de Galicia y los Silvas y Carvajales, de Asturias.
Armas: Escudo cuartelado: 1º: de azur, un monte sumado de un cañaveral. 2º: de gules, un pato nadando. 3º: de gules, un montecillo sumado de un castillo de plata aclarado de azur y en la puerta una granada entreabierta. 4º: de azur, cinco estrellas, de plata, en sotuer.


ACUÑA
La procedencia de este linaje es de origen portugués y desciende de la casa de Silva, la cual procedió de la casa real de Asturias y León. Para alcanzar su tronco hay que remontarse a don Fernán Paez, hijo de don Pelayo Gutiérrez, Señor de la Quinta y Torre de Silva, en el lugar de Acuña, en Portugal, por lo cual sus descendientes tomaron el apellido Acuña. Una rama de este linaje pasó a América desde los primeros tiempos de su descubrimiento, pudiéndo citarse al capitán don Pedro de Acuña que fue compañero de Hernán Cortés en la conquista de Méjico.
Armas: Escudo de oro; nueve cuñas en azur, tres, tres, tres, en faja, la punta hacia abajo y bordura del mismo metal cargada de cinco escusones de azur, dos en jefe y tres en punta sobrecargado cada uno de cinco bezantes de plata puestos en aspa.

lunes, 14 de julio de 2008

ORIGEN DE NUESTRA FIESTA DEL CARMEN.NAVIGIUM ISIDIS


El culto a la diosa egipcia Isis en el mundo romano
Una de las festividades más importantes en honor de Isis era la llamada Navigium Isidis . Esta diosa era considerada Señora del Mar, protectora de los pescadores y de los mercaderes. Con la procesión del Navigium Isidis se iniciaba la temporada de navegación. El sequito maravillaba a los romanos : los fieles de la diosa Isis se sentían llamados por la fuerza y el exotismo de su iconografía egipcia y los no creyentes por el colorido y el aire oriental que tanto gustaba en la época.


Mencionado por Apuleyo, este culto al mar, se celebraba el 5 marzo. Una barca, con la imagen de la "señora del mar" se lanzaba a las aguas tras se perfumada y adornada, efectuándose diversas ofrendas.

Este culto a Isis como diosa del mar es típicamente mediterráneo, tardorromano, sin vínculos con la Isis original egipcia.

El ritual de la "barca de Isis" pudo haber sido cristianizado en la ceremonia de la Virgen del Carmen (15 de Julio), en el que se realiza una procesión marina con una Virgen (Isis cristianizada) sobre un pequeño barco.

En los pueblos costeros españoles son frecuentes este tipo de procesiones sobre el mar, que sin duda se hicieron también antes de la cristianización consagradas a otras divinidades o la misma Isis romanizada. Se conocen en la Hispania romana varios santuarios costeros consagrados a Venus, diosa que se sincretizó con Isis.
La Virgen del Carmen en Tarifa, sin duda recuerda al ritual de la "Barca de Isis" del mundo romano tardío.
La Virgen en procesión por el mar ¿Una cristianización del Navigium Isidis?

domingo, 29 de junio de 2008

BALUARTE AGRADECIÓ SU BUENA ACOGIDA CON UN RECORRIDO







Baluarte el pasado Sabado 28 de JUnio se citó con todas aquellas personas que quisieron disfrutar de un recorrido gratuito por Tarifa. Fue un gran éxito y contamos con más de 50 personas .


Es Nuestra mejor forma de agradecer todo el apoyo prestado. y es Nuestra mejor forma de mostrar la historia.


La hIstoria hay que compartirla.


gRACIAS!!!

lunes, 9 de junio de 2008

EL CASO VALDÉS


El nombre de Valdés se le dio a la calle de Los Mesones en 1840. Este señor no es otro que el famoso coronel Francisco Valdés, el mismo que capitaneado por 65 o 70 facciosos, se apoderó de Tarifa en la mañana de 3 de Agosto de 1824, [1] en cuyo vandálico suceso tanto sufrió el vecindario tarifeño. El mismo que al apoderarse de la Isla de las Palomas, sorprendiendo a la escasa guarnición, dio libertad a los reclusos de aquel presidio que se le unieron como fuerzas revolucionarias y que dueños de la situación se dedicaron al pillaje y saqueo de la población. Un chispazo más de la revelación ante el aireado retorno de Fernando VII al absolutismo.
Valdés al frente de una partida refugiados en Gibraltar, se introdujo en la ciudad, al abrirse sus puertas, al grito de “Viva la Constitución de 1812” [2].

Era gobernador militar de la plaza el brigadier don Manuel Daván Urrutia, que a la sason se encontraba cuando el hecho en Algeciras. Los insurrectos que al mando de dicho coronel Valdés, habían desembarcado aquella noche procedente de Gibraltar sorprendiendo en la Isla a la pequeña compañía del regimiento de Inválidos mandada por el capitán don José Ramón Aznar.
A los seis días acudieron en auxilio de la plaza fuerzas españolas y francesas que de momento no consiguieron tomarla a pesar de los duros ataques que le infringían, hasta que al fin, al cabo de días tras el intenso bombardeo con unos cañones puestos en el derruido convento de extramuros, lograron al final abrir una brecha en la muralla, por donde pudieron entrar las fuerzas sitiadoras. Esta brecha abierta en la Muralla, allí junto al almacén de la Cilla[3], es el que se conoce como el Boquete de la Cilla.

Ahuyentando el enemigo se reflejó en la isla, parapetándose una partida de ellos en el fuerte de Santa Catalina, donde fueron al fin reducidos. Los prisioneros fueron fusilados. Valdés con el resto desde la Isla embarcaron aquella noche logrando ganar la costa marroquí.

ENTRADA EN LA PLAZA A GRITOS DE REVOLUCIÓN

Es importante detenernos en la guarnición que existía, al igual que en los gritos emitidos de entrada en la Plaza, como al hecho de los detenidos. Así pues, la guarnición que existía en Tarifa se componía de una corta compañía del regimiento Leales de Córdoba, un piquete de caballería de Merino y la pequeña compañía de los Inválidos[4].
Al introducirse en la Plaza gritaban “viva la libertad”, a cuyos gritos acudió la compañía de Leales, y según se vio, si bien los jefes no estaba en relaciones con ellos como lo probaron, no sucedía así con las tropas; pues hallándose diseminados unos en una parte del arroyo que atraviesa la ciudad y los otros a la otra parte gritando unos “Viva la libertad” y los otros “Viva el rey”, se hacían fuego, más de este no resultó desgracia alguna, antes bien daban la vuelta por los puentes que había y se abrazaban. En vista de esto el capitán y teniente de la compañía huyeron, logrando aquel burlar la persecución de los liberales con grave riesgo de su vida, más el teniente don Manuel Guerra fue hecho prisionero y fusilado en la Isla de esta ciudad por no haber querido gritar con ellos “Viva la libertad”. La misma suerte sufrió don Agustín Domené teniente de la compañía de Inválidos, que estaba al servicio de esta Isla y a quien sorprendieron, por haberse negado a dar el mismo grito.
Los Religiosos Franciscanos descalzos que había y eran unos viejos, fueron presos y encerrados en la torre de la Isla, como igualmente los dependientes del resguardo de Hacienda. El piquete de Caballería no quiso tomar parte con ellos, por lo que fueron desarmadas. Sólo el clarín joven imberbe, mejor dicho un niño, se le adhirió no por voluntad, sino por que no le quitaran el uniforme y principalmente el pantalón que era de paño color grana con galón de plata, lo que prueba su inocencia.

DEL PRESIDIO

Del presidio que existía aunque eran pocos, a pesar de haberles dado libertad no se unieron a ellos más que tres o cuatro.
Tomada posesión de la Plaza e Isla, se informaron los jefes de las personas de mejor rango y posición, a los cuales las llevaban a la Isla. Allí les exigían las cantidades que les parecía según su poder adquisitivo, y les amenazaban con quitarles la vida sino la entregaban, de modo que no tenían otro remedio que entregarles el dinero, e incluso buscarlo entre sus amigos.
Puede figurarse cualquiera, el miedo y desconsuelo que habría al verse tratada de este modo a la población tranquila y pacífica de por sí, sin tener recursos interiores más que por el tiempo en que sucedió, algún trigo en grano sin poderlo mandar a molinos porque no permitían salir a nadie, ni los que estaban fuera se atrevían a entrar, y mucho menos, aquellos que encima tenían bestias porque de seguro que se quedaban sin ellas. Es por ello que en aquel entonces existía casas que majaban el trigo en el almirez y otras en molezuelas para poder hacer si quiera un mal pan.

SITUACIÓN DE LA POBLACIÓN

En cuanto al vecindario nadie tomó parte con ellos excepto tres o cuatros, y esto lo prueba que todos los días echaban bandos habiendo llegado uno a 34, todos con pena de la vida al vecino que no se presentase bien para tomar las armas o ya para las demás faenas que tenían que realizar. Más a pesar de esto todos se escondían o veían como podían evitarlo, previendo siempre un desenlace funesto.
Cada vez iban siendo mayores la escasez, los apuros y los peligros. Los sitiados oprimían de una manera y los sitiadores de otra, por lo que era una continua agonía.
Los queches (guardacostas de Algeciras al mando de un tal Serafín) no dejaban de tirar balas a la población que hacían bastante daño tanto en los edificios como en los ánimos.
Los franceses por otro lado, hicieron un camino cubierto en el Barrio de Extramuros, que comunicaba con el convento caído por los Franciscanos, donde colocaron artillería para cubrir la brecha, la cual no se veía tanto por los muros del convento cuanto por haberla puesto en unas ventanas tapiadas del mismo, para cuando recibieran la orden de romper fuego echarlas abajo. Colocaron otra batería de obuses por encima del Olivar que dominaba completamente al pueblo, y no dejaban de tirar granadas.


UN FUEGO DE GRANADAS CONTINUO

El día 18 de Agosto de 1824 se produjo en Tarifa un fuego de granadas tan continuo que espantaba y sobresaltaba a toda la población. Aquella noche, se creía que no amanecería una casa en pie.

La mayor parte de la gente o casi toda estaba refugiada en las dos Parroquias, principalmente las mujeres, pues algunos hombres dormían en sus casas por no dejarlas abandonadas. Los que estaban refugiados en San Mateo se encontraban menos mal, en razón a que el techo es de sillería y podía resistir las granadas, más los que se hallaban en San Francisco estaban peor por ser un techo de teja. Este mismo día por la noche entró una granada por la ventana de la Iglesia de San Francisco, y le cayó en la falda a una joven llamada Salvadora Caballero Ortega, la cual reventó al instante haciéndola mil pedazos y muriendo además otras seis personas, unas en el acto y otras después (Archivo Parroquial de la iglesia mayor de San Mateo Mateo). Calcule cualquiera lo que sucedía en estos momentos: Las lámparas se apagaron; las mujeres gritando; los niños llorando; en fin, una confusión y desconcierto difícil de explicar. En aquella hora, ya bien avanzada la noche, sin mirar el riesgo que corrían saliendo a la calle por la lluvia de granadas, llorando y gritando se trasladó la mayor parte de la gente a la iglesia de San Mateo, donde llevaron los heridos de las granadas que no perecieron en el acto. Fue una noche de angustia y desolación.


[1] TERÁN FERNÁNDEZ, F., El suceso de Los Cigarreros, ALJARANDA, número 6, tercer trimestre, septiembre 1992, págs. 16-18, Excmo. Ayuntamiento de Tarifa.

[2] SEGURA GONZALES, W. La medalla de Tarifa, ALJARANDA, numero 26, tercer trimestres, septiembre 1997.

[3] Antiguamente existía el edificio de la Cilla Arzobispal, donde se encontraban los Diezmos y Primicias, así como las paneras, pertecientes al Cabildo de la Catedral de Cádiz, donde se hacía pan para los pobres de solemnidad de la población.
[4] Archivo particular del Cronista oficial de Tarifa, Jesús Terán Gil.


Francisco Javier Terán Reyes

miércoles, 4 de junio de 2008

EL SIMÓN CIRINEO GUARDA ORACIÓN


Durante muchos años la hermandad del Nazareno fue la que llevó el peso de nuestra Semana Santa. Era la que sacaba todas las procesiones. Era Juan Romero de quien hablaremos en futuros artículos quien tenía a su cargo el paso del Nazareno, que por ser uno de los más pesados, tenía la asignación de doce duros. Parecía que Juan fuese su Cirineo del buen Jesús del Nazareno.
Y es esta talla el Simón Cirineo, la cual nuevamente aparece tras la pila de la sacristía de la iglesia de San Mateo, pidiendo a gritos ser resucitada para alivar las penas y el dolor de su Cristo.
Es una talla que la Hermandad del Nazareno adquirió en el año 1931, y que pocas veces acompañó al Nazareno en sus salidas procesionales, por cuanto aquella figura del Cirineo, desentonaba bastante con la bella talla de nuestra imagen. Y pronto la gente se cansó de sacarla. Algunas personas aquella situación le pareció de perlas, ya que decían que aquel Cirineo había traído la República.
La primera representación que se conoce de Jesús camino del Calvario, está datada en el año 350, y se encuentra en el sarcófago 171 del museo Pio Cristiano del Vaticano, se trata de una representación incruenta, apacible, y es el Cirineo quien alivia y lleva el peso de la Cruz.
Casualmente esta talla, el Miércoles 2 de octubre del 2002, los trabajadores de la Escuela Taller “Iglesia de Tarifa II”, abren el hueco en la sacristía de San Mateo y se encuentran con el Simón Cirineo. Fue el padre Antonio Troya Magallanes quien lo emparedó junto a la pila de agua bendita que hay en la sacristía en el año 1968 aproximadamente.(1)
Esta talla hecha pasta de Olot , es escondida nuevamente, ya que posee poco valor artístico y sería muy costoso su recuperación.
Cinco años después, también un Miércoles 17 de Octubre de 2007, La escuela taller “Iglesia de Tarifa IV” abre nuevamente el hueco de la Pila y se procede a su extracción y se vuelve a emparedar para que guarde silenciosamente las oraciones y las culpas de los hombres. Pero esta vez se cambia de sitió y se esconde lo que queda de él, al otro extremo de la Iglesia, cerca de la Puerta del perdón, pidiendo perdón por no poder salir a ayudar el alivio de su Cristo.
[1] Terán Gil ,Jesús . Libreta número 11. ( Libretas dónde se recoge a diario todos los sucesos y crónicas locales acaecidas en Tarifa desde el año 1980-2007).

jueves, 29 de mayo de 2008

DOÑA MARIA CORONEL SE ABRASÓ SUS PARTES ÍNTIMAS PARA PRESERVAR SU HONRA


DOÑA MARIA CORONEL SE ABRASÓ SUS PARTES ÍNTIMAS PARA PRESERVAR SU HONRA

Grandes sufrimientos de Maria Coronel «la dama del tizón» y del «aceite hirviendo» pasó por culpa de Pedro I.
Historia y leyenda se confunden alrededor de la enigmática figura de María Coronel, tan discutida. Según la biógrafa de María, dice que era una mujer noble, inteligente, bondadosa, de una gran moral y de ilustre familia sevillana.
La muerte por Enrique II, pone fin a un colofón trágico de una vida, en la que no faltaron amores, entre ellas su amor imposible de María Coronel la «dama del tizón». Se cuenta en leyendas de aquella época, «era de familia muy rica, de fermosura extraordinaria».
La historia o leyenda de María Coronel es una página de oro en aquel siglo de traiciones y liviandades y que tan alto pone el decoro de la mujer.
María tuvo una desgraciada vida por el acoso sexual del rey que enloquecía por llevársela a la Torre del Oro y establecer, como lo hizo con muchas favoritas, relaciones deshonestas.
María Coronel nace el año 1334 el mismo año que Pedro I de Castilla. La casaron a los 15 años de edad sin haber sido ella la que eligiese marido; era una época en que la mujer no se casaba, la casaban sus padres que eran los que le elegían el futuro esposo, o los reyes si era de noble linaje.

En esta boda intervino directamente el rey Alfonso XI cuando estaba en el cerco de Algeciras junto al padre de María. Lo dice María Coronel en una larga carta de donación de bienes para la construcción del convento de Santa Inés.

Contrajo matrimonio con don Juan de la Cerda, primo segundo suyo. Al no estar legitimado el matrimonio por el papa de turno, era de nulo derecho por parentesco de sangre. Poco tiempo después D. Juan de la Cerda y María Coronel reciben la dispensa matrimonial y hay una nueva boda el día 13 de septiembre de 1350. El casamiento se celebra en una casona de Alfonso Fernández Coronel, un viejo palacete moro que estaba junto a la Iglesia de San Pedro.
En esta boda conoció el rey Pedro I a María Coronel, desde ese día la deseó ciegamente, era un deseo desordenado que junto con la enfermedad que había padecido el rey estuvo tocado toda su vida. El destino la enfrentó con un Pedro I de Castilla depravado y un desequilibrado don Juan.

El rey, fascinado, desde el mismo día que la conoció, por su belleza, empezó a cortejarla desairadamente, a pesar de haber sido él quien había ordenado que cortaran la cabeza primeramente a su padre, más tarde a su marido, por haberse revelado en su contra para apoyar a su hermanastro Enrique II. No tiene bastante con cuanto había herido a María Coronel que todas las posesiones del padre, hermano, marido, etc., habían sido confiscadas, sus casas y fincas derribadas y sus solares cubiertos con sal gorda para que no creciese ni la hierba.
Por las múltiples agresiones vernales de este don Juan, doña María Coronel y su hermana Aldonza tuvieron que refugiarse, para guardar su viudez, tras los muros y rejas del convento de las franciscanas y llorar su soledad y poder huir del acoso al que estaba sometida por Pedro I el Justiciero. La pobre María, ya viuda, no sabía entonces que ni rejas, ni muro, ni convento de clausura sería obstáculo para el empecinado rey.
El poderío, el orgullo y el honor del todopoderoso Pedro I el Cruel fue destrozado, pisoteado y demolido por la fortaleza, el heroísmo y el sublime honor de la dama del «aceite hirviendo» o de la «dama del tizón», o mejor, por la «dama de hierro» María Coronel, según cuenta la leyenda, solamente se entregó a los amores de su esposo y después en su viudez, a los del Todopoderoso.
¿Por qué es conocida como la «dama del tizón»?

La familia Coronel temiéndole a Pedro I de Castilla se fortifica en Aguilar. Envidias, odios y ambiciones personales de la nobleza se unen a las lujurias de Pedro I, deseoso de poseer los favores de las dos hermanas Coronel: Aldonza y María. A Aldonza la hace suya con mucha facilidad que tuvieron un triste y fugaz romance; a María, jamás la pudo poseer.
Pedro I instigado por Alburquerque o deseoso de ver a María viene a Aguilar en 1352 y solicita permiso para pernoctar en el castillo. Fernández Coronel no se fía de las intenciones del rey y no le autoriza entran Cabreado el rey pone cerco al castillo y el día 2 de febrero de 1353 conquista la fortaleza y Fernández Coronel es apresado y decapitado en las mismas puertas. La ejecución es presenciada por sus cuatro hijos. Terminada la ejecución es recogido el cuerpo, velado por sus hijos y preparado un cortejo fúnebre para llevarlo a Guadalajara y ser sepultado en el panteón familiar junto a los restos de su mujer. Espías del rey estaban atentos a cuanto ocurría respecto a los familiares. Hasta en esos días tristes, cuenta la leyenda, el rey tuvo la osadía de cortejar a la afligida María.
Sepultado Coronel en Guadalajara, los cuatro hermanos huérfanos regresan a Aguilar. Una leyenda que hace referencia al «tizonazo» de María, la cuenta Franco y Arezo (Museo Genealógico-Memorias de Aguilar, 1849) dice que... durante esta segunda estancia en el castillo, María Coronel temiéndose lo peor, o el regreso del rey (estaba en Córdoba) encendió una fogata e hizo uso del «tizón».
Pero la leyenda, ya María estaba en Sevilla, cuenta que no encontrando manera de huir de los requerimientos y amenazas del rey, María resolvió a la desesperanza, más deseando perder la vida por las posibles infecciones que dejarse vencer por deshonestos deseos ajenos a ella, María muy fatigada por su lucha interior... la apagó con un palo incandescente que ella misma se introdujo con enojo por donde podía ser molestada por el rey (Juan de Mariana, Historia General de España, m845).
"vinole tan gran tentaçion de la carne que no supo que se hazer" . "gran aborreçimiento de si misma de no aver detenido el pensamiento que le vino". "asió de un tizón ardiendo que çerca de sí halló, y metióselo por su miembro natural". "nunca jamás tuvo ayuntamiento á su marido, porque ella quedó tal que con continua enfermedad y trabajo vivió el tiempo que le turó la vida".

Francisco Javier Terán Reyes

miércoles, 28 de mayo de 2008

CUANDO DESPERTÓ, ¿LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA TODAVÍA ESTABA ALLÍ?



CUANDO DESPERTÓ, ¿LA ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA TODAVÍA ESTABA ALLÍ?
(Palabras de bienvenida a la asociación BALUARTE-TARIFA)

Siempre que una nueva asociación cultural inicia su andadura con el propósito de recopilar y difundir la historia de un lugar, se nos ofrece a todos aquellos que lo habitamos el mejor de los regalos posibles: el re-descubrimiento y el re-conocimiento de nosotros mismos.

La fórmula para este incremento de nuestro inventario antropológico es de sobras conocida, aunque no por ello inmediata en resultados: pasar por el tamiz de la observación crítica y rigurosa los elementos que a lo largo del tiempo hemos sedimentado sobre el lugar que habitamos.
Una exploración, en definitiva, campo a través dentro de ese paraje incierto denominado PATRIMONIO.

De entre todos los elementos que afloran en nuestras ciudades solo uno traduce, en su devenir histórico, toda nuestra trayectoria vital, social, económica y tecnológica, dado que su génesis y su evolución responden a la necesidad de dotar al hombre, imperfecto por naturaleza, de la perfección necesaria.
Este elemento fundamental y fundamentado no es otro que la ARQUITECTURA.

Es por tanto el elemento idóneo a través del cual desentrañar los hábitos y costumbres desplegados por una sociedad desde sus inicios a la actualidad, hecho que implica indefectiblemente abarcar la arquitectura de nuestros días: la ARQUITECTURA CONTEMPORÁNEA.

Esta Arquitectura, que en su praxis ejercita la abstracción, la re-interpretación y la actualización de elementos anteriores, vernaculares, desarrolla unos valores específicos, críticos con la ciudad heredada.
Cristaliza las nuevas formas de la socialización y el habitar contemporáneos, alimentándose de forma sustancial del desarrollo tecnológico.
Éticamente se caracteriza por su compromiso en el reconocimiento de su potencialidad para construir una ciudad más habitable, y por tanto más humana.

Sin embargo, a pesar de que esta arquitectura reflexiva y comprometida con su tiempo tiene mucho que aportar al conocimiento de la sociedad a la que sirve, resulta poco menos que desolador comprobar la indigencia que de ella hacen gala los estudios sobre el Patrimonio, los cuales la excluyen en virtud de ese perverso reduccionismo que antepone la cantidad (de espesor de pátina de tiempo sobre un elemento) a la calidad (constructiva, espacial, funcional, tipológica, etc.) como criterio de validación y valoración.

Esta negación a pasar la Arquitectura Contemporánea por el tamiz de la observación crítica supone una acotación interesada e innecesaria al conocimiento, haciendo del Patrimonio un traje a la medida de quien lo contempla.

Las razones de este ninguneo radican exclusivamente en el desconocimiento de esta Arquitectura, lo que aparte de deparar, en el mejor de los casos, desconfianza, lleva a confundirla con los banalizados y narcotizantes productos que el mercado inmobiliario oferta, de los que, obviamente, resulta imposible extraer valor alguno.
Estas realizaciones, en efecto contemporáneas, no son arquitectura, son construcción.

El peor de los casos tiene lugar cuando se constata que, epidérmicamente, esta arquitectura no reproduce los rasgos de una determinada arquitectura heredada, entronizada, canonizada y beatificada como la arquitectura típica de la ciudad por sobre el resto de arquitecturas que conforman un palimpsesto llamado ciudad.
Esta disidencia desata el anatema y el furor integrista y papanático.

Lo único cierto, objetivamente, es que el bagaje de la Arquitectura Contemporánea se encuentra en evidente desventaja (solo un siglo de producción) frente al gran cuerpo protoarquitectónico, pasto habitual de la disciplina patrimonial.

Pero como haberlo, hailo, y de gran trascendencia para comprender e interpretar la historia local, cito, cronológicamente en base a su construcción, tres ejemplos, más conocidos que apreciados, que supusieron una ruptura con las condiciones temporales-espaciales del momento:

- La población de Tahivilla, proyectada en 1934 por Fernando de la Cuadra e Irizar y recientemente incluida en el primer Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea elaborado por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
La definición de su estructura urbana se confía a la ortogonalidad, parámetro eminentemente moderno y racional que en la consciente distorsión de la escala genera y jerarquiza ámbitos diferenciados.
La relevancia de este núcleo urbano descansa igualmente en su arquitectura, que reinterpreta en claves modernas la arquitectura popular andaluza sin caer en el fácil kitsch folclórico.

- El edificio que conforma uno de los linderos de la plaza de San Hiscio, proyectado como cine en 1960 por Carlos Solís Llorente y Antonio Sánchez Esteve.
Las excepcionales condiciones espaciales y volumétricas de la inicial caja de sueños, aniquiladas por sus posteriores conversiones en gimnasio y discoteca, no salvan al edificio de su condena a la hoguera por herejía al tipismo de la ciudad, por insertarse en una plaza tópica con la desfachatez de no subordinarse ciega y mimeticamente al entorno construido.
(¿Alguien conoce, o imagina, un equipamiento cultural colectivo con balcones de forja y macetas con geranios?)

- La Casa del Mar, proyectada en 1977 por Pablo García Villanueva y también incluida en el primer Registro Andaluz de Arquitectura Contemporánea.
Este bello edificio exento, que vincula y formaliza su contacto con la tierra a través de un basamento pétreo sobre el que se desarrollan, fragmentadas según sinuosos cuerpos volados de distinta materialidad, las distintas áreas funcionales que lo estructuran, hunde sus raíces en la blanca, anónima y silenciosa arquitectura popular andaluza, interpretada a través de la óptica de la corriente orgánica del movimiento moderno.

A tenor de todo lo expuesto anteriormente concluyo con las siguientes reflexiones:

Que, indiferente a todas las disquisiciones sobre la santa e incontestable arquitectura de la ciudad, la matemática de todo conocimiento antropológico, histórico o patrimonial es rotunda: más elementos a juicio, más hallazgos.
Por tanto, la travesía que nos conduce al encuentro con nosotros mismos requiere alforjas llenas de todas las arquitecturas de calidad ejercitadas en el lugar.

Que no es imprescindible esperar a que una densa pátina de tiempo recubra los objetos para validarlos, ya que no siempre es oro todo lo que envejece; y mientras la Arquitectura Contemporánea permanece cerrilmente recluida en el purgatorio patrimonial, negándosele la posibilidad de destilar conocimiento sobre nosotros mismos, otras arquitecturas desacreditan un paraíso inmerecido (véase el caso de la burda construcción que parasita el bello cerro homónimo, y que solo bajo una óptica quijotesca es capaz de presentar un atisbo de calidad constructiva, espacial o funcional).

Que contemplar las arquitecturas recientes como partes fundamentales y fundamentadas del Patrimonio no supone ninguna deslegitimación o adulteración de éste; supone enriquecerlo con los nuevos valores colectivos instaurados en la ciudad.
Sin embargo esta saludable dilatación del Patrimonio, que ya viene practicándose a escala autonómica a través del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico y que se ha materializado en la redacción del Primer Registro de Arquitectura Contemporánea, sigue chocando con el tozudo inmovilismo de los ámbitos inferiores, donde todo está por hacer.

Que como toda parte activa del Patrimonio, la Arquitectura Contemporánea ha de perseguir su invulnerabilidad, tanto física, como realidad construida, como mental, dentro del imaginario colectivo de la ciudad que la alberga.
Y para ello la mejor vacuna es la recopilación y la difusión pública de sus valores por parte de quienes tienen al Patrimonio como materia prima de trabajo; previo rearme, ético y estético, de una disciplina que tiene ahora como nuevo objeto de estudio una arquitectura cercana al día de hoy pero distante en el tiempo respecto de las que habitualmente pueblan sus mesas.

Solo de esta manera podremos decir, parafraseando a Monterroso, que cuando despertó, la Arquitectura Contemporánea todavía estaba allí.

Siempre que una nueva asociación cultural inicia su andadura con el propósito de recopilar y difundir la historia de un lugar, se nos ofrece a todos aquellos que lo habitamos el mejor de los regalos posibles: el re-descubrimiento y el re-conocimiento de nosotros mismos.

Si dicho viaje comprende todas las estaciones existentes, mejor.


SALUD y BUEN VIAJE.

José Ramón Rodríguez Álvarez
Mayo de 2008

lunes, 19 de mayo de 2008

Baluarte se Sumó a la Semana Cultural




Baluarte estuvo en los Centros de Primarias y Secundaría explicando y mostrando la Historia de Tarifa a finales de Abril, con motivo de celebrar la Semana Cultural. Alrededor de 30 alumnos de Primaria del CEIP Divina Pastora (Facinas) y 110 alumn@s de Secundaría pudieron disfrutar de una proyección.

lunes, 5 de mayo de 2008

ANTIGUA PLAZA DEL MESÓN



Y en esta plaza castiza, deforme y caprichosa, está la fuente, esa fuente pública que semeja propiamente al As de copas y cuya imitación la podemos encontrar a menos escala pero cuidadosamente imitada en el Pueblo Español de Barcelona, en una placita andaluza, remedo de la plaza de Peñaflor de Ecija.
Fue en tiempos esta plaza del Mesón, o de los Mesones, calle del Trajín. Una plaza deforme y abierta de donde se inicia la cuesta para ir al Barrio de Jesús. Tiene solera y cosa esta plaza, de la que el sol no se aparta en todo el día. Chocó el que en el edificio de la antigua cárcel pública, encima mismo de una de las brigadas que entonces era lo que se llamaba sala audiencia, existía una habitación de una casa particular que tiene su entrada por la calle Aljaranda.
De nuevo, es esta plaza con solera, una plaza del Mesón que sería del Barrio Viejo, una plaza que podríamos llamar el comienzo del pueblo nuevo y es por dicho argumento que durante mucho tiempo se le conoció como plaza Nueva.

Lo del Mesón no será preciso aclarar que le viene por la posada o mesón que existía por aquel entonces, tal es el caso de la posada de los Rambaud, que se localizaba en lo que es el antiguo edificio aún existente de la Cofradía de pescadores. Sin embargo por allí debió de existir más de una posada, ya que por aquel entonces se le llamaba no del Mesón, sino de los Mesones. Nombre éste de los mesones que se le daba a toda la calle hasta la Puerta del Mar mismo.
Esta plaza del Mesón que siempre formó parte integrante de la antigua calle del Mar, hoy Guzmán el Bueno, fue siempre escenario de recordadas manifestaciones piadosas. Cuando abierta al culto la iglesia de Santiago, más tarde llamada de Jesús en Semana Santa, se hacía en esta plaza la procesión del Encuentro del Nazareno y la Virgen del Desconsuelo.

El nombre de Valdés se le dio a esta calle en 1840. Este señor no es otro que el famoso coronel Francisco Valdés, el mismo que capitaneando a 65 o 70 facciosos, se apoderó de Tarifa en la mañana de 3 de agosto de 1824, en cuyo vandálico suceso tanto sufrió el vecindario tarifeño. El mismo que al apoderarse de la isla de las Palomas, sorprendiendo a la escasa guarnición, dio libertad a los reclusos de aquel presidio que se le unieron como fuerzas revolucionarias y que dueños de la situación se dedicaron al pillaje y saqueo de la población. Un chispazo más de la revelación ante el aireado retorno de Fernando VII al absolutismo.
En esta dicha calle estuvo el matadero, situado al principio de la calle, en la Puerta del Mar mismo, de ahí que al puente existente sobre el arroyo se le conociera como puente del matadero. Permaneció allí hasta que éste fue trasladado a la tenería vieja y en el mismo lugar que hoy está la fábrica de conservas de pescados, de los sucesores de don Salvador Gutiérrez. Después más tarde de aquí el matadero fue a parar al de la Plaza de toros que se construyó por acciones y que aún se conserva su sociedad propietaria llamada Constructora Urbana.
Pero volviendo a nuestra calle del Mar, de los Mesones, de Valdés o de Guzmán el Bueno, en la cual existió además del matadero o casa de matanza, albergó también el Pósito Agrícola o Casa Panera, también albergó esta calle el cuartel de caballería, cuyo edificio en el año 1841 fue reparado por el propio Ayuntamiento, para cuyo coste se creó un arbitrio especial que consistía en dos cuartos en la libra de todas las carnes.
Todo un proceso evolutivo marcado por el paso del tiempo sufrió la calle del Mar – aún hay quien así la sigue llamando- para denominarla más tarde como digo de los Mesones, después de Valdés, y por último, allá por el año 1863, aunque creo yo que tardíamente el nombre de Guzmán el Bueno.


Francisco J.Terán Reyes

domingo, 20 de abril de 2008

La Semana Santa Tarifeña por el Barrio de Aljaranda y el de Almedina




PARTE I

Quizás la Semana Santa tarifeña sea la más antigua de la comarca, pues existen datos de una salida procesional con el santo Cristo del Consuelo y Nuestro Padre Jesús del Nazareno en el año 1702.
El antiguo Barrio de Aljaranda fue muy semanasentero, sus propias calles: la calle clavel y Amor de Dios, y del Cuervo; la plaza de las caídas, la calle Jesús y del Duque, plazuela del viento, la cuesta de San Rafael, la calle San Juan, la calle amargura, calles todas capaz de recordarnos a laberintos propios de encrucijadas de este primitivo Barrio de Tarifa, y a la vez evocadoras de las propias calles de Jerusalén.

El Barrio de Santiago y Santa Maria conocidos anteriormente como Barrios de Aljaranda y de la Almedina, es sin duda donde primitivamente se celebraba la Semana Santa Tarifeña. Es de suponer que lo secundaría el Barrio de la Trinidad, en cuyo convento, el de los trinitarios, se veneraba el Cristo del Consuelo.

El Barrio de Jesús, ya rejuvenecido, constituyó la antigua ciudadela. Las primeras iglesias de Tarifa se gestaron allí: Santa María y Santiago, ésta última llamada más tarde del Jesús.

No puede ofrecerse duda alguna que Santa María fue la primitiva iglesia. De ello da fe que se encontrarán antiguos vestigios de una posible mezquita árabe o morabito. Y esto es atestiguado porque al realizarse algunas reformas en dicho templo, en el año 1908, quedaron al descubierto notables detalles de su arabismo.

Se conoce que al ser tomada Tarifa, a los moros, los cristianos habilitaron la dicha mezquita como templo católico, que con el tiempo fuera convenientemente reformado y convertido en tal iglesia. Así, no puede ser extraño que tras la Batalla del Salado, el rey Alfonso XI estuviera en ella para dar gracias al Altísimo por el triunfo de las armas cristianas contra las de la media Luna.

Parroquia Mayor,[1] dejó de serlo Santa Maria en 1546, al construirse San Mateo y ser declarada ésta como tal. Poco culto recibió, como no fuera en Semana Santa. Recuerdo cuando Jesús Terán Gil me contaba por tradición oral que su padre Francisco Terán Fernández a la edad de un niño, veía en el día del Jueves Santo, a los artilleros con sus vistosos correajes blancos, que daban guardia de honor ante el monumento.
Atestiguado el culto de dicha iglesia queda constatado en el año 1612, donde el Cabildo Municipal se dirigía al Obispo de Cádiz, rogándole que se abriera esta iglesia de Santa Maria, de ordinario por entonces cerrada, y al objeto de que pudieran concurrir a ella los vecinos del Barrio de Almedina.

Cuando el asedio francés, y al ser derruido por los españoles mismos el convento de San Juan de Prado, en el barrio Afuera, como también derruidas fueron las ermitas de Santa Catalina, la de San Sebastián y la del Sol, los franciscanos ocuparon entonces la Casa Hospicio del Mayorazgo, fundado por el beneficiado Luís de Morales. Y a la vez que la casa Hospicio, ocuparon asimismo esta iglesia de Santa Maria, colindante con aquella. Y creo oportuno aclarar que esta Casa Hospicio no era otra que la Casa Ayuntamiento, y que después a raíz de irse de allí los frailes, comenzó a conocerse por la casa convento.
Actualmente la iglesia Santa Maria ha sido recientemente restaurada.[2] El miércoles 6 de Junio del 2005 se presentaba la Escuela Taller “Iglesia de Santa María”. Escuela encargada de realizar un trabajo de restauración o intervención sobre la obra. Así pues, el Martes 7 de Febrero del mismo año los alumnos de dicha escuela taller comenzaron a derribar el techo de la antigua iglesia, para así devolverle allá por el 14 de Junio del 2007 , todo el esplendor de su cubierta totalmente restaurada.

Y es que en tiempo atrás, esta Iglesia fue la castrense. En ella se celebraban con solemnidad la fiesta de la Santa Cruz, por estar allí establecida esta hermandad. Pero Santa María no fue sede de ninguna hermandad de penitencia, ni hay constancia que de la misma salieran procesiones en Semana Santa. Santiago, la otra iglesia del Barrio, si. Esa sí.
Es en la iglesia de Santiago donde se estima que comenzara a celebrarse nuestra Semana Santa. En ella estaba la imagen de nuestro Padre Jesús Nazareno. Por ello esta iglesia llamada de Santiago terminó por ser denominada de Jesús.
En el camarín del Nazareno, se dice que existía un letrero, que acreditaba que por allí junto, por el postigo de Santiago, actualmente tapiado, habían entrado las huestes del rey don Sancho IV, el 21 de septiembre de 1292, ganándose entonces la plaza de Tarifa para la Cruz y para Castilla.
También se decía – atestiguado por las crónicas añejas – que desde allí, desde dicha iglesia de Santiago, partía un pasadizo secreto que comunicaba con el castillo. Ello sólo seria posible de confirmar si realmente se investigara y restaurara dicho símbolo de nuestra identidad Tarifeña.
Durante mucho tiempo fue parroquia, descendiendo después su categoría a la de ermita. Hoy puede apreciarse a esta iglesia en completa ruina. Sólo queda de ella unos muros semiderruidos. Pero sí se mantiene firme la espadaña. Una espadaña desdentada, casi muda, sin campanas que desafiando al tiempo se mantiene hierática, simbolizando la eternidad de la Iglesia.

Allí estaba el Nazareno, valiosísima talla barroca de escuela andaluza. Esa imagen que Tarifa venera desde tiempo inmemorial, estuvo allí ya hasta que ya ruinosa la iglesia, en el año 1910 se trasladó a Santa María, y de allí mas tarde a la capilla del Hospital, llamada de San Bartolomé, para al final venir a venerarse a San Mateo.
Mucha devoción tuvo y tiene en Tarifa el Nazareno. Y se destacaba esta devoción en el gremio de los marineros. Es pues, que fundamento de esto debiera ser que el barrio de Jesús, fuera el barrio de los marineros. El Nazareno parecía ser custodiado por marineros.
Se pierde en el tiempo de cuando salía de Santiago la Procesión del Paso. Curiosos y detallados apuntes acusan de cuando la madrugada del Viernes Santo salía esta procesión con la imagen del Nazareno, Nuestra Señora del Mayor Dolor, San Juan Evangelista y Mujer Verónica. Original costumbre era sacar por entonces la Verónica, la cual salía, no de la iglesia, sino de una casa de la vecindad de la plaza de Santa Maria. La casa de la Verónica, así llamada durante mucho tiempo y que a mediados del siglo XX fue incorporada al edificio del Ayuntamiento, del que era colindante.

No existía por entonces Hermandad. Por tanto los cultos y procesión del Nazareno -esta Procesión del Paso- eran costeados por el matrimonio que formaban Bartolomé Moreno Valdés, regidor perpetuo de la ciudad y alcalde honorífico de la misma, y Estefanía Núñez de Prado, cuya devoción ésta ya había sido practicada por sus antepasados. Al morir dicho matrimonio, el sostenimiento de la Procesión del Paso, fue a cargo de sus hijos Pascual y Carlos, y ya en pleno siglo XVIII al faltar Pascual, que era sacerdote y comisario del Santo Oficio pasó la obligación a Carlos Moreno Núñez de Prado, alguacil de la Santa Inquisición de Sevilla, que ya en trance de muerte fundó mayorazgo para que permitiera y garantizara por siempre piadoso fin. Dicho mayorazgo lo dotó con un capital de cincuenta mil reales, cifrado en un molino harinero del término, que dado a censo, rentaba mil quinientos reales y que durante más de un siglo permitió la salida de esta tradicional Procesión.
A esta procesión que además del Clero de la parroquia, concurría la comunidad del Convento de la Santísima Trinidad, que tras recorrer el antiguo barrio, bajaba al pueblo nuevo para hacer el recorrido de la estación. Y quizás convenga aclarar que las calles de la estación fueron de siempre las mismas que actualmente tiene de itinerario la procesión del Cristo del Consuelo.

[1] Teran Gil, Jesús. Libreta sobre Iglesias de Tarifa. (Libreta particular con la descripción de Iglesias de Tarifa, secundada bibliográficamente, entre otros libro, con los archivos y fondos documentales de las Iglesias Mayor de San Mateo y San Francisco.)
[2] Jesús Terán Gil . Libreta número 12 . ( Libretas dónde se recoge a diario todos los sucesos y crónicas locales acaecidas en Tarifa desde el año 1980-2007).

ALFONSO XIII EN TARIFA



VISITA DE S.M EL REY ALFONSO XIII EN TARIFA

Fue el día 6 de Marzo de 1909 cuando don S.M el rey Alfonso XIII vino a Tarifa. Era alcalde don Miguel Navarro Notario, que anunció al pueblo el acontecimiento con un vibrante manifiesto que comenzaba: “Tarifeños: ¡Albricias!”.
Llegó el rey a las doce menos diez, habiendo hecho un viaje, desde Algeciras a caballo. Le acompañaban un brillante estado mayor de generales y ayudantes, seguido de un escuadrón como escolta real.
En el “Barrio de Afuera” fue recibido por las autoridades y enorme gentío, rindiéndole los honores el Batallón de Cazadores nº 12 de Segorbe, de guarnición en Tarifa.
Don Alfonso siguió a caballo por la Alameda, continuando por la calle Sancho el Bravo hasta la Iglesia de San Mateo, donde se cantó un Tedeum. El arcipreste, a la razón el Padre Marchena, le mostró las Cartas Pueblas que se encontraban éstas en la parroquia y donde estuvieron hasta 1929 año en el cual se enviaron a Sevilla para hacerlas figurar en la Exposición Ibero-Americana. Al término de dicha exposición las Cartas Pueblas pasaron al Ayuntamiento.

Dicen que al rey al mostrarles los referidos privilegios, mostró su extrañeza, preguntando cómo aquellos documentos se hallaban allí y no en el Ayuntamiento. Alo que respondió el padre Marchena: ¿Y dónde cree vuestra Majestad que puedan estar mejor que donde está el Santísimo?
Estuvo don Alfonso orando en la capilla del Sagrario; y cada vez que hacía una genuflexión, inclinación, el Padre Marchena, naturalmente le ofrecía un cojín, que el monarca siempre “demócratamente” rechazaba para hincarse en el suelo como el resto de los mortales.
Después de visitar el castillo, marchó al Ayuntamiento, y al pasar por la Plaza de Santa María, repleta esta de público, observó entre las multitudes a numerosas y bellas mujeres vistiendo el traje típico de manto y saya. Galante el rey, besó a una de ellas.

En una de las oficinas de la casa consistorial, previamente tapizada como mejor pudieron, dada la premura con que se hizo todo, descansó el rey unos momentos antes del almuerzo, que tuvo lugar en el Ayuntamiento, servidos por el hotel Anglo de Algeciras, cuya comida, sobre todo la del rey, había sido traída en ollas convenientemente precintadas.

Sobre las cuatro de la tarde, al pie del castillo, montó nuevamente a caballo don Alfonso, iniciando el retorno hacia Algeciras. La salida la hizo por la calle de la Luz entre las aclamaciones del pueblo en masa que le seguía y que le acompañó hasta más de la media lengua, por la carretera.


Francisco Javier Terán Reyes
Historiador.