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Es una asociación-Sociocultural que nace para difundir y recopilar la Historia de Tarifa.Esta la hacemos entre todos. Nuestra dirección es: baluarte-tarifa@hotmail.com Estamos trabajando en una página oficial para Baluarte. De momento este es un blog vinculadO a ella y con artíiculos firmados personalmente.

martes, 6 de octubre de 2009

A LOS DE MI GENERACIÓN . Part. II (dedicado a mi amigo del alma Momo, Vanesa y Hugito)


Mi generación, fue una generación televisiva. Me acuerdo de programas que marcaron nuestra época: Como Tocata; Aplauso; Horacio pinchadiscos; Plastic; la Bola de Cristal con su Planeta Imaginario y el indiscutible programa de Felix de la Fuente, el Hombre y la Tierra. Para dormir nos acostábamos con Casimiro, pero la serie que nos marcó y nos impacto de verdad fue V. Era espléndido y sorprendente ver a Diana comiéndose esa gran rata . (fue cuando nos dimos cuenta que comían animales y tal vez, por que no, humanos) Al día siguiente en Tarifa, todos los niños imitábamos a los lagartos de V comiéndonos gominolas de ratoncitos blancos.
.Los dibujitos de Érase una vez el Hombre y Ruiz el pequeño Cid, el osito Micha; Yaki y YuKa ; Nono el pequeño robot y Ulises 31; Dragones y Mazmorras.
Lo que lloramos con amigo Felix cuando vayas o subas al cielo, con el osito y la osa mayor… Recuerdo en mi infancia esos quioscos de antes: Juan y Manuela en la plaza, allí en el mercado; Juan Cané y la Marrurra en la Alameda. Este primer señor Juan allá en la plaza, tenia los espléndidos coquis y los pirulí; la zambomba famosa y en verano nos daba a los chiquillos polos de menta y de anís. Esta Manuela era su competencia. Aunque los chiquillos preferiamos ir a Juan porque nos resultaba más simpático. Grandes chicles bazzoka y cheins.
En los quioscos los chiquillos además comprábamos los famosos paquetitos de soldaditos de plásticos que venían en un paquete de papel y todos en línea. También comprábamos cromos, bombos y los famosos paracaídas. Estos consistía en un señor de plástico con un paracaídas. Los lanzaba y caían como lo que eran. Muchos de ellos , podían apreciar colgados de los cables de la luz. Ya que se quedaban enganchados ¡Qué tiempos aquellos!

En Tarifa recuerdo mi infancia plagadas de anécdotas, de divertirnos por el paseo del Olivar, y de camino saborear unas vinagretas en la boca; de jugar por la chanca, la cual parecía un bosque con toda su fauna de tarifeña. Saltábamos de tejado en tejado recorriendo nuestra muralla desde las azoteas de amigos vecinos; nos metíamos en los nidos de ametralladora, ese cerca del cementerio; otro cerquita encima del instituto o los más alejados allá por la playa. Nos íbamos al puente de la Inglesa o a meternos en el antiguo Túnel, por la caleta a coger murciélagos.
Ya por la calle se olía a tiendas de comestibles, recuerdo la de Pepe Campo, como si fuese uno más de la familia, allá en la calle Luna, si te faltaba algo y no llevabas suficiente dinero, le decías Pepe apúntaselo a mi madre, y si podías arañabas cualquier pastelito de chocolate para abultar un poquitín más la cuenta. Recuerdo, impactante ver las sardinas en arenques metidas en las barricas (ruedas de madera). La tienda de Ines allá en la entrada de la puerta de Jerez; la tienda de Antonia la de los Novios, etc…La tienda de MariAntonia; la del Tecle; Maria Ortega, etc...

Las primeras hamburguesas en tarifa, la de Juan Luís, y muchos jóvenes se acercaban con bolsas de pan duro que se canjeaban gustosamente por una hamburguesita sabrosa y un refresquito gustoso. Naturalmente el pan era para esos estupendos cochinos que criaba. Otra forma de ganarse algunas perrillas era canjear los vidrios de las botellas de cerveza. Por entonces nos daban 5 duros que bien podía servir para echar en alguna maquinita de juegos. Grandes recreativos he conocido yo, como los de Chamorro en la Huerta del rey y los futbolines de los Porretas, aunque después se conoció como los de José. Nuestras madres no querían vernos por allí porque allí estaban habitualmente estos enfermos. Allí jugábamos a máquinas tan famosas como Maten al Humanoide; a la Rana; al comecocos, alas maquinas de petacas y sobretodo al futbolín. Mi pandilla y yo nos reuníamos allí y para jugar alguna bolilla extra más en el futbolín, así que solíamos poner una chaqueta en la portería, con lo cual la bola no entraba del todo. Pero en realidad cuando más gustaba era cuando marcabas un gol desde la barra con el muñeco de atrás concretamente con el portero y eso sonaba Zas y entraba, que divertido.

Somos la generación de las 24 horas; de la famosa pista de Rufino, allá por donde está el mesón Picoteo, el Inmigrante y el Nata; la generación que conoció el barco japonés dando atunes allá en el puerto; la generación que conocimos la feria real en la huerta del Rey y que nos bañábamos en los diques del puerto. Allí recuerdo amigos que se bañaban y estaba totalmente prohibido, de repente aparecía el guarda, que era el abuelo de Fermín Santa Maria; y te chillaba para que se salieran de allí, todo alterado se dirigía hacia ellos. Así que este grupo de chavales al ver el cabreo de este guarda se salieron del agua. Uno de los chicos que quedo rezagado, que muy bien no se había enterado de lo que ocurría, le comento a su amigo del alma: Qué han dicho???, el otro muy pícaro le tomo el pelo, y le contesto: ¡Nada, que podemos darnos un bañito más rapidito y que nos vayamos!. Así que ni corto ni perezoso, este chico se volvió a tirar al agua.(Imaginaros el cabreo tan monumental de este guarda cuando vio por segunda vez a alguien bañándose.

Para divertirnos se hacían guerrillas calle de arriba con calle de abajo, o barriada tal, con barriada pascual. Como armas, esperábamos al Martes de Mercadillo, a eso de las 1 o dos de la tarde íbamos por los bártulos que habían sobrado una vez vendida todos los metros de tela. Concretamente son esos rollos de cartón que tenían las telas que allí se vendían, y nos dábamos cada testarazo con ellos, que era menudo. Guerras de piedras, de globos de agua, etc.

Allí en el mercadillo estaban los famosos tenis o pantes, los RM, que eran unas zapatillas de deportes con un bolsillito en los laterales del zapato. Eran famosas también porque se gastaban muy pronto las suelas de goma y parecía que uno iba andado zambo. Nos pusimos también las zapatillas de esparto, los náuticos para una comunión, pero una de las mejores eran las llamadas popularmente Adidas Caletera, eran esas zapatillas cangrejeras, eran esas zapatillas de plásticos que a modo de esqueleto dejan ver todo el pie. Imprescindible si eras pequeñito o te metías en el agua de la caleta con su fondo de piedra.
Ya por el verano nos podíamos divertir con las grandes bufas. Grandes cámaras de ruedas de camión que utilizábamos como flotadores, también existían las colchonetas esas azules por un lado y roja por abajo, o a la sumo nos divertíamos con cualquier corcho blanco que flotase en la playa chica. Allí en el Rinconcillo, nos tirábamos de distintas piedras, como el Pico de Oro, La Loza, La caja de Muertos...o íbamos nadando hasta la punta del Santo.

Por la tarde íbamos al matiné, a ver Bruce Lee. Cuando pasaba algo bueno en la película, todo el mundo aplaudía, y al final de esta, al salir estaba todo el mundo imitando al karateca dando patadas al aire y haciendo el grito del mono.
Para carnavales tocaba el famoso disfraz del mono azul de trabajo y la careta de plástico. Era el momento idóneo para poder colarse sin edad en algunas de las discotecas de Tarifa, tales como Mediterráneo, con esos cristales, Paradiso; Los Lances o el Balneario.

Aparte de los puestos callejeros que improvisábamos en las puertas de las casas, también se hacían pequeños espectáculos caseros para jugar. Recuerdo allá por la calle carnicería, la Casa del terror, o el Circo. La primera consistía en el patio de una casa todo oscuro, pegarnos sustos a los más pequeños, y con alguna trampilla cayéndote un murciélago de plástico o algo similar. El siguiente, el circo ,consistía en un par de actuaciones, los chiquillos hacíamos cola para ver el gran número de malabarismo, consistente en una persona tumbada en el suelo, flexionando las piernas para que otra persona se pusiera encima y se le propiciara un empujoncito que permitiese volar un poquito. (un gran número. Casi siempre cobraban un durillo por ver estos espectáculos caseros.

Somos la generación donde algunos aprendieron a quererse en la intimidad con catálogos de Venca de ropa interior o con la teta que se le escapó a Sabrina. Somos la generación de España 12 Malta 1, de la apertura de la vaya de Gibraltar de la gran banda de Nico y de la famosa canción de piruletas a pesetas piruletas a real.

Por: Fran Terán

1 comentario:

momo dijo...

gracias amigo mio